deuda

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El día siguiente.

—¡Lumine!

Kaeya y ella aún sabiendo lo que ocurrió en la fiesta, se habían vuelto muy buenos amigos.

Kaeya era todo lo contrario a Diluc.

¿Por qué ella se fijaba en aquel chico frívolo y no en el chico que la trataría bien?

—Hola cariño, ¿qué tal estás?

Los dos se dieron un abrazo, y entraron juntos al edificio.

—¡Muy bien! Oye, ¿cuándo vendrás a mi casa para cocinar? ¡Cocinas muy bien!

Ella sonrió con cierta pena, y negó con la cabeza sin más.

—Bueno, ya sabes quien manda.

—¡Yo también mando en la casa!

No, ella sabía muy bien que Diluc necesitaba tener el control de todo.

—Bueno... pero no creo que a Diluc le haga mucha gracia.

—¡Pues hablaré con él!

No quería que Kaeya siguiera insistiendo, porque se iba a entristecer mucho más.

—Ya me dirás su respuesta.

A Lumine le tocaba en el aula, y eso significaba, sentarse al lado de Diluc.

Cuando llegaron a la puerta, los dos se despidieron con un abrazo.

—Tu hermanastro tiene a Lumine en el bote, ¿eh?

—Eula, te voy a asesinar como no te calles.

Aunque el pupitre de Lumine los separara, si se miraban, iba a correr sangre.

—Pero digo verdades.

Ella le contó que Lumine era Omega pero al parecer Diluc no la escuchó o no procesó la información con lo tan enfadado que él estaba.

Eula quiso exponer a Lumine pero Diluc ni siquiera la escuchó. Efectivamente estaba enfadada porque odiaba que cuando hacía planes maléficos no le salieran bien.

Osea que aún para Diluc, Lumine era una simple Beta. Maldita sea, debía de pensar en algo más.

¿Diluc sabía que su destino ya había sido escrito?

La chica entró a la clase, y sonrió de oreja a oreja, mostrando orgullo.

Ella sabía que ellos dos la estaban devorando con la mirada.

Estaba harta de Diluc, y de verdad quería mostrarle que ella no iba a ir detrás de su culo cada vez que él quisiera.

Y... nunca definió su sexualidad. No negaba que le gustaban las mujeres, pero jamás había experimentado con una así que no sabía bien el como definirse.

Y sabía que Eula sabía eso.

Eula podía ser su as bajo la manga.

Se sentó entre los dos, y se giró para darle la espalda a Diluc.

La estaba empezando a odiar, pero debía de fingir.

Total, siempre había fingido, ¿no?

—Hoy... ¿tienes algo que hacer?

A Eula se le iluminó la mirada, y sonrió para negar con la cabeza.

—No, tenía pensado en ordenar las cosas y acabar de decorar la habitación.

—Hoy abren una feria en la plaza, ¿querrás acompañarme? ¡Así compartimos tiempo juntas!

Diluc apretó con fuerza su bolígrafo, rompiéndolo y llenando su mano de tinta azul.

favorite. (diluc x lumine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora