turbulencias

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Lumine abrió los ojos al escuchar un ronquido, y se giró completamente aterrada.

Aunque al ver a Diluc dormido, no pudo evitar el sonreír con ternura.

Salió de la cama con total sigilo, y se agachó delante suyo.

Diluc era demasiado atractivo. Aunque no entrara mucha luz, aún así entraba la suficiente para poder admirar todas sus facciones.

Había visto a chicos extremadamente guapos, y Diluc, tenía algo que no podía describir.

Le quitó las gafas con cuidado y las dejó en la cama, y acarició su mejilla con sigilo.

Quería... besarle.

Se veía muy tierno dormido.

Posó sus manos en el suelo quedando a cuatro patas, y acercó su cara a la de él lentamente.

Quería ver... quería saber todo lo que había conseguido Jean.

Quería ver lo que no podía alcanzar.

Quería besar esa maldad que tanto apoderaba su corazón.

Inclinó un poco su cabeza y cuando sus labios rozaron, Diluc abrió los ojos.

Lumine se separó chillando completamente asustada, y Diluc gruñó cogiendo sus gafas y poniéndoselas.

—No sabía que recién despierta eras tan cariñosa.

Lumine abrió los ojos y corrió hacia la cama para lanzarse y taparse por completo con la sábana.

Diluc se sentó en el borde de la cama masajeando su cuello, y miró al gran bulto.

—Lumine, no hace falta que te escondas, no pasa nada.

La chica asomó sus ojos para mirarle, y él sonrió levemente.

—Ya está anocheciendo, si quieres te acompañaré a casa.

Claramente Lumine no quería irse.

No era de lo que iba a ocurrir en su casa, era por el hecho de que Diluc se estaba mostrando de una manera que ella jamás pudo apreciar antes.

—¿No me puedo quedar a dormir?

—Claro que puedes, pero no es lo recomendable.

Lumine salió de la cama y recogió su camiseta, y miró en silencio a Diluc indicando que se girara.

—Te duché desnuda porque vomitaste, sinceramente no entiendo tus grados de confianza.

Él se dio la vuelta al instante, y Lumine se quitó la camiseta de él para ponerse la suya propia.

—¡Es que no es lo mismo! En ese momento yo estaba inconsciente, ¡ahora estoy consciente!

—Un poco de razón tienes.

Lumine se acercó a él en silencio, y sin más se lanzó a abrazarle.

—Muchas gracias por lo de hoy.

Diluc sonrió levemente aunque no contestó.

Fue... fue una necesidad el haberla tenido en su casa. Le dolía admitir que le echó de menos.

—Ya puedes girarte.

Cuando Diluc se giró, Lumine le entregó su camiseta, y ella sonrió bajando su mirada.

—Vayamos juntos entonces.

Ella salió sin más de la habitación, y Diluc no pudo evitar el acercar la camiseta a su nariz.

favorite. (diluc x lumine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora