Año 2013

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Los meses seguían pasando...

Jimin y Jungkook fueron juntos a Busan por navidades, ya que si las cosas iban bien en su debut tardarían mucho en volver a casa. Por lo tanto, los jóvenes aprovecharon esos pocos días para pasarlos en familia y descansar de la fatigada rutina que tenían en Seúl. Al volver las cosas se volvieron más intensas. Jimin tuvo una de las muchas reuniones mensuales que tenía con los jefes, pero la del mes de Enero fue la peor de todas. Le adjudicaron un rol en el grupo como hicieron con todos los demás. El problema era que el chico no cumplía con los requisitos que necesitaba ese papel. Le impusieron ser el chico fitness. Tendría que mostrar su cuerpo bien esculpido: brazos, abdominales,... Algo de lo que ahora mismo carecía. Si no llegaba a ese nivel en un mes, sería reemplazado y, por consiguiente, no debutaría con sus compañeros.

La rutina de Jimin se volvió mucho más exigente, ahora dormía tres horas, hacía una comida al día y dormía en la sala de ensayos diariamente. Todos estaban a dieta, pero la del chico era la más estricta. Comenzaron a preparar las primeras coreografías y Jungkook podía ver como el reflejo de Jimin cambiaba día a día. Sin embargo, no era algo positivo porque se le veía cada vez más cansado. El maknae estaba preocupado, y aunque intentaba enfocarse en los pasos que marcaba Hobi, sus ojos iban directamente a su hyung. En una de estas, Jimin tuvo un pequeño desmayo, Jin estaba detrás de él por lo que pudo sujetarle y JK solo se quedó parado mirando como se desvanecía su ángel. No podían seguir así, tenía que tomar cartas en el asunto.

Esa noche la sala de ensayo ardía. El sudor de Jimin recorría su delgado y estilizado cuerpo que comenzaba a dejar ver sus fuertes músculos. Como de costumbre, el maknae le miraba desde el marco de la puerta, donde el otro chico no podía verle. En la mayoría de ocasiones JK soñaba despierto con tocar ese cuerpo al que le tenía tantas ganas desde hacía años. Sentir como las pequeñas manos de Jimin bajaban su short y entraba en su cueva prohibida mientras sus labios le arrebataban el aliento. No obstante, hoy no era uno de esos días. Hoy lo miraba diferente. Estaba muy preocupado por su mayor, su exigencia estaba rozando un límite muy peligroso, pero sabía que al ser más pequeño que él Jimin no le escucharía como lo haría con cualquier otro de los miembros.

-Hyung... -dijo el chico tímidamente.

El mayor lo miró y paró la canción. La faz de JK estaba triste, pálida. Jimin se acercó y tocó su linda y oscura cabellera en señal de cariño.

-¿Estás bien Jungkookie? -preguntó Jimin preocupado.

Jungkook asintió, pero con la misma negó con la cabeza.

-Yo... Quiero hablar contigo.

-Sí, claro. Siéntate.

Los dos chicos se sentaron en una de las colchonetas que tenía el mayor en el suelo para dormir. Se pusieron frente a frente mientras Jimin aprovechaba para beber un poco de agua y refrescarse.

-Yo... Hyung... Estoy preocupado por ti.

-¿Por mí?

-Creo que deberías cuidarte más -la cara de Jimin se tornó escéptica-. Tienes que comer y descansar, si sigues así podrías enfermar...

-Jungkook. -Jimin le paró en seco y se levantó nuevamente dejando al maknae con la palabra en la boca-. No necesito que me digas lo que tengo que hacer. Sé cuidarme solito y yo decido cuando parar.

JK también se levantó y fue hacia él. Sin pensarlo cogió la mano de Jimin que la apartó rápidamente con un pequeño golpe. El sonido del choque ensordeció toda la atmósfera.

-Jimin-ah...

-¡Soy tu hyung! Respétame, Jungkook -alzó la voz hasta que se dio cuenta del cambio de expresión del menor-. Vete a dormir que aún me queda mucho por ensayar... -bajó el tono intentando ser conciliador.

MI ÁNGEL (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora