Año 2014

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Los meses seguían pasando a toda velocidad. Los miembros tenían miedo de que su vida estuviera corriendo una maratón frente a sus ojos y no ser capaz de atrapar ningún momento. Pero no podían congelar el tiempo, todo iba a un ritmo frenético. El nuevo comeback los tenía tan absorbidos que no les daba la vida de disfrutar. Sin embargo, algo estaba claro, las noches seguían siendo sagradas. Algunas veces dormían menos, otras más, pero Jungkook seguía buscando a Jimin. No obstante, el mayor evitaba al pequeño lo más que podía, pero cuando estaban juntos Jimin no podía no mirarle o no interactuar con él. Muchas veces seguían durmiendo juntos, sobre todo cuando Jimin tenía la guardia baja o ya estaba tan dormido que ni se enteraba de que el brazo del maknae le recorría la cintura. Pero delante de cámaras, ya no era JK quien le evitaba, sino el propio Jimin. Evitaba estar con él, interactuaba más con los otros miembros dejando de lado al pequeño y eso a Jungkook le estaba pasando factura. Los tan nombrados celos de las series románticas comenzaron a apoderarse de su vida. Él estaba convencido de que eran celos de amistad, pero solo se intentaba engañar a sí mismo.

A mitad de año las cosas se volvieron aún más raras. Jimin acababa de salir de la ducha y se disponía a ponerse el pijama para meterse en la cama. Hacía horas que no veía a Jungkook, algo que le parecía muy raro. Era la una de la mañana y el maknae no había hecho aparición. No es que deseara que viniese, en verdad le hacía un favor, porque Jimin tenía muy claro lo que sentía y sabía que JK no sentía lo mismo por él. O al menos no lo tenía tan claro como el mayor. Todas las mañanas que Jimin se levantaba a su lado se le partía un poco más el corazón. Verlo tan cerca, con su boquita entreabierta, a tan solo un centímetro de sus labios y no poder ni rozarlos, le ocasionaba un gran dolor. Además, esa noche Hobi se había ido a su casa por un tema personal, por lo que estaba totalmente solo en la habitación. Odiaba dormir solo. Jimin se dispuso a salir en busca de Tae para que le acompañase, al menos hasta quedarse dormido. Pero alguien le cortó el paso. Justo al abrir la puerta de su habitación se encontró a un Jungkook totalmente rojo, sudado y a punto de caerse al piso debido a la fiebre.

-Hyung... Creo que no me encuentro muy bien... -y después de decirlo el chico se desplomó en los brazos de Jimin.

Pasaron las horas. Todo era como si no hubiera pasado nada. La normalidad de todas las noches se apoderó de Jimin y Jungkook que dormían plácidamente en la posición de cucharita. Jungkook se aferraba a la cintura de Jimin como si le fueran a robar al chico.

-Te quiero, hyung. Te quiero... -seguía repitiendo Jungkook como hacía la mayoría de las noches.

Pero ese día fue diferente. Jimin no podía más, así que se giró hacia él cuando el chico lo dijo por segunda vez. Se quedaron a un palmo de distancia, sintiendo en la cara la respiración del otro.

-¿Cómo me quieres Jungkook?

Al joven le pilló desprevenido esa pregunta. Su mano seguía en la cintura de su hyung, tocando suavemente la camiseta de su mayor mientras pensaba una respuesta. ¿Cómo le quería? Ni él lo sabía. Jimin se acercó aún más a su cuerpo, golpeando su entrepierna contra la del maknae y posicionando sus manos en la ardiente cara del más joven.

-¿Cómo me quieres? -Volvió a repetir en un susurro.

-Hyung... Yo...

No podía explicarlo con palabras. No sabía qué decir. Pero estando tan cerca, viendo como el calor de su frente viajaba hacia sus genitales, sentir como la boca de Jimin, tan roja, tan bonita, tan mullida, se acercaba peligrosamente a sus labios, no tuvo más remedio que hacerlo. Seguir su instinto más animal. La mano que tenía en la cintura recorrió el cuerpo de Jimin hasta quedarse en su espalda, acercándolo más a él. Sus labios por primera vez en años se rozaban. Esa boca que tantas veces había deseado. Respiraban cada vez más descontroladamente.

MI ÁNGEL (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora