Sangre y Luz

1. Lucian

Holiiiiii, aquí os traigo esta nueva historia, entre mi parón de wattpad y finalizar la carrera estuve dando vueltas a esta nueva aventura, espero que os guste. Empecé a subirla hace unos meses, pero con el nuevo parón de finales no es estaba gustando el resultado, así que lo he cambiado a primera persona.

A ver qué tal, ya me diréis.

Espero que os guste este nuevo borrador, nos vamos leyendo. Adieu;)

***

No debería estar aquí.

Tendría que estar en la seguridad de mi habitación o como mucho en la biblioteca, pero allí estaba, en un local en el centro de Zetria y lejos de los muros del palacio. Lejos de los guardias, incluso de esa daga que padre me regalo hace unos años, cuando cumplí los dieciséis años, un regalo un tanto peculiar para un hijo que se pasaba las tardes rodeado de libros y evitando las clases de esgrima. Solo la usé una vez, con diecinueve y jamás volvería usar esa daga sí podía evitarlo.

Y allí estaba, en un callejón en lo más profundo de Zetria, sin protección y aún peor, con mi hermano.

Colin a mi lado sonreía, brillante y deslumbrante, así lo solían describir en la corte, y yo no sabía porque seguía dependiendo de lo que decía, pues la mayoría de sus ideas tendían acabar en desastre y con una dramática audiencia con padre, donde normalmente acababa siendo yo el regañado y castigado, con palabras repletas de sinónimos de decepción; pero allí estaba, en un local en el centro de la ciudad con compañías de dudosa procedencia.

Y bueno, Colin guiaba el camino, había pedido a uno de los chófer que nos llevara y ahora antes nosotros se encontraba una pesada puerta de metal que mi hermano aporreaba, en un callejón oscuro y únicamente iluminado por los faroles de aceite con tinte rosado, rodeados de un olor entre orina y licor barato.

Un hombre corpulento abrió la puerta y tuve que luchar contra las ganas de encogerme en el sitio, pues era inmenso y con la cara cubierta de cicatrices, nos miró a ambos y se detuvo en Colin, enseguida cambio el gesto de su cara y puso una gran sonrisa, abrió el resto de la puerta.

El aroma del hombre era profundo y fuerte, pude leer través de su aroma, era de un color gris opaco, solo podía encontrar seriedad y en cuando sus ojos se concentraron en mi hermano se aclaró un poco, de un modo sumiso. Su corazón estaba acelerado y en su aroma se unió el olor almizclado del sudor, nervioso ante la presencia de Colin.

Detrás del hombre muchos olores y fragancias invadieron mi nariz, no pude evitar torcer el gesto; me pasé los dedos nerviosos sobre la nariz, intentando bloquear algo de la intensidad de aromas hasta que solo quedaron en un hilo, era una de las razones por las que no me gustaba estar muy rodeado de gente, sus aromas y emociones se mezclaban, y al final mi cabeza dolía ante tal mezcla, a veces era difícil bloquearlo.

Emociones y sensaciones lujuriosas de la gente llegaban a mi nariz hasta que pude bloquearlas.

No me extrañaba que Colin nos hubiera traído a uno de sus patios de recreo.

—Su alteza, que placer que nos vuelva honrar con su presencia —Colin sonrió con la cabeza en alto e indicó que lo siguiera—, su reservado esta preparada como siempre y sus acompañantes ya lo esperan allí, que disfrute.

La puerta se cerró tras nosotros y, entonces pude observar más de cerca el lugar alumbrado por decenas de luces de colores, mis ojos vagaron por la estancia, desde los reservados donde hombres y mujeres compartían pipas de opio, hasta las largas cortinas de seda donde colgaban bailarines, en el centro de la sala se encontraba una tarima de madera que coronaba el espacio bajo una suntuosa oscuridad. Pasamos cerca de la barra y escaleras arriba donde se encontraban más reservados ocultos tras tupidas cortinas, cuando Colin se detiene en uno de los últimos reservados, dedicando de nuevo esa sonrisa amplia que por desgracia compartíamos y descorrer la cortina.