No era capaz de concentrarme en el libro entre mis manos, un suspiro se escapó de mis labios, expandiéndose por toda la biblioteca vacía, similar a un lánguido eco. Aquel libro no había resultado tan interesante como esperaba y el arrepentimiento de haberlo mandado comprar invadió mi cuerpo, aunque no podía solo echar la culpa al libro, mi mente había estado invadida sobre todo lo sucedido anoche.
Como llegó Colin hasta mí, informando de que otro asesinato había sido hallado en la ciudad, de inmediato volvimos al palacio y por suerte padre no nos dijo nada, pero poco después Colin desapareció con un montón de guardias, no volvió hasta bien entrada la mañana, apareciendo en la comida con una gran sonrisa en su rostro.
Diciéndole a padre: —Ya está hecho.
¿Qué estaba hecho?
Tanto Adelaide como yo mantuvimos la vista en él, mientras rodeaba la larga mesa hasta sentarse junto a nuestro padre. No resultó extraño que Colin se hubiera perdido el desayuno, normalmente lo hacía y hasta padre había dejado de regañarlo, pero esa mañana el rey había estado inquieto, como si esperara que Colin entrara por la puerta. Pero ninguno de los dos dijo nada, ningún reproche de padre por su tardanza o las extrañas ropas arrugadas de Colin, quien normalmente aparecía siempre impoluto.
Nadie dijo nada en la mesa, solo se escuchaba el sonido de los cubiertos contra la vajilla.
—¿Dónde estabas? —dice entonces una voz desde la otra punta de la mesa.
La voz pequeña y chillona de Sade resuena por el comedor.
Sus rizos color miel están recogidos prietos en su cabeza y, el vestido que sus damas de compañía decidieron para ella hace que su piel oscura resalte de un bonito color bronce, al igual que su hermano mellizo, Ike. Ambos todavía pequeños para llegar a la totalidad de la mesa miran a Colin con los ojos curiosos y amplios.
—Sade... —solo su nombre sirve como advertencia, Sade baja su mirada y pide disculpas por su atrevimiento, padre la mira con toda la seriedad posible y las mejillas de mi hermana pequeña se tornan de rojo.
Colin deja escapar una risilla y padre frunce el ceño en su dirección.
—Perdón —abandona la vista de padre y se conecta con Sade, que lo mira esperanzada—, no te preocupes Sasa, solo estaba trabajando, perdón por no haber desayunado contigo como te prometí.
Sade sonríe ampliamente ante su promesa, algo que nunca entenderé. Colin siempre fue cruel desde que recuerdo, pero nunca lo fue con Sade o con Ike, haciendo que los mellizos lo adoren, Adeleide debe pensar lo mismo, puesto que rueda los ojos frente de mí mientras disimula bebiendo de su taza.
—¡Y conmigo también! —salta Ike, emocionado, sus ojos dorados brillan y donde tenía apoyadas sus manos salen las garras por unos segundos, está demasiado emocionado.
—Ike por favor, contrólate —dice padre en un tono neutral, de nuevo, uno de los mellizos baja la mirada, avergonzado— ¿No os han estado instruyendo bien?
Ambos dicen que sí apresuradamente, hace poco empezaron su instrucción, todos lo hicimos a su edad, a los ocho, un año después de llegar a palacio, cuando comenzamos a vislumbrar los síntomas de nuestro poder, si no se enseña desde el momento podríamos llegar a perdernos en nosotros mismos, dominados por lo que llevamos en nuestro interior.
La maldición que cargamos toda la familia Betancourt.
Por eso el rey nunca tuvo una reina, era más seguro así, y por lo mismo todos los hermanos somos diferentes, todos de diferentes madres y consortes. Desde el primer maldito el rey o reina nunca tuvo una pareja a su lado, pero ante la necesidad de un heredero siempre ha habido consortes de la realeza, que por una brevedad cantidad de tiempo se sitúan junto al rey y luego desaparecen. Si su familia tiene suerte habrá engendrado un nuevo descendiente real, alzando la posición y agrado ante el rey. Esos hijos e hijas viven fuera de los muros del palacio hasta los primeros síntomas, ahí es cuando son reclamados por el rey y pasan estar bajo su custodia, Sade e Ike llegaron hace un año, de más allá del continente de Grimm, hasta la fecha los más lejanos del territorio, por lo que tengo entendido destrozaron su habitación mientras jugaban y por no hablar de lo que le hicieron al perro de la familia.
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Sangre y Luz
Teen FictionEirene es una Dividida y durante diez años ha hecho lo necesario para sobrevivir. Así, cuando una serie de muertes de Ancestrales invade la ciudad de Zetria y la encuentran en pleno escenario del crimen su única opción es el príncipe Lucian Betancou...