LA RECOGEPELOTAS

C A P Í T U L O 2 4

Stefanos: 

Recordar a Adara después de tanto tiempo me trajo nuevamente esa mezcla de emociones tan horribles que nunca quisiera volver a sentir, ella fue mi primer amor, el amor mas inocente, el amor mas puro que pude haber tenido, Adara era maravillosa con tan solo 10 años sabia perfectamente como alentarme a seguir, como no dejarme caer ante todas las adversidades que se me presentaron, ella primero fue mi mejor amiga la conocí en una pastelería en Mónaco ella podía vivir allí si quisiera, amaba todo tipo de postres  y cuando no la encontrabas sabias que ella estaría allí, fuimos mejores amigos por 6 años los mejores debo decir hasta que decidimos tener algo mas que una amistad y sin darnos cuenta eso marcaria nuestro final. 

 Todos allí conocían quien era Adara me acompañaba a la mayoría de entrenamientos, todos quedaban deslumbrados por ella, mi luz, tan hermosa, piel tersa, pálida con cierto rubor natural en las mejillas, sus grandes ojos azules, cabello rubio Adara era simplemente hermosa, todos se fijaban en ella conforme fue creciendo. Yo siempre tuve un choque con un chico en los partidos de Juniors donde nos entrenaban era Mariano Rettes siempre me ha tenido tanto rencor sin razón alguna, quizá si Ady me decía que era la envidia porque a mi me estaba yendo mejor y le ganaba en la mayoría de los torneos Juniors en los que nos enfrentábamos, el quería lo que yo y Adara no le paso desapercibida. 

Sin que yo me diera cuenta se acerco a ella, la enamoró a base de engaños, Adara en esos momentos era mi novia pero al parecer no me quería de esa forma sino me que me tenia un cariño pero solo fraternal y eso lo entendí muy tarde, ella empezó a salir a escondidas con el, se alejo de mi yo trataba siempre de buscarla, salir con ella pero fue cuando mi carrera empezaba a despegar cuando ya podría competir en los grandes torneos de tenis ya no en los junior, absorbía todo mi tiempo y energías, viajaba siempre y cuando regresaba solo la veía por un rato ella casi huía de mi sabia que algo pasaba con ella pero no le tome tanta importancia hasta que paso casi medio año y había un pequeño descanso de torneos.

Las cosas entre ella y yo se enfriaban poco a poco, cuando regrese a Mónaco lo primero que hice fue ir a buscarla a su casa sus padres me decían que no se encontraba y que había empezado a salir mucho últimamente, empecé a pensar que quizá con alguna amiga o no se nunca se me aso por la mente que saliera con Mariano, la llamaba y pocas veces me contestaba solo para preguntarme como estaba y luego inventaba alguna excusa para colgar, ella había empezado a huir de mi y eso me enfurecía demasiado no sabia que había hecho mal.

Fue un jueves 17 de diciembre que pasaba por la calle de su pastelería favorita, en brazos tenia a Elisavet estábamos regresando a casa, cuando volteo la mirada y cruzando la calle saliendo de esta pastelería estaba Adara y Mariano abrazándose y besándose, no pude moverme sentí mis piernas ancladas a ese lugar, mi cabeza retumbaba, fue cuando Lisa la reconoció. 

- ADARA!! - grito su nombre feliz  haciendo que ella rápidamente vuelva la cabeza hacia nosotros y en cuanto me vio sus ojos empezaron a humedecerse, me sentía traicionado, humillado, empecé a sentir demasiado odio por el, por Mariano, el solo me miraba con una sonrisa de autosuficiencia de superación, diciéndome con la mirada "gane lo que mas te importaba, su amor", no podía seguir allí, no quería verla, camine rápidamente parando un taxi y subiendo rápidamente. 

- OYE STEF!!! quería ver a Adara!! - reclamo mi hermana sin darse cuenta de la situación, sin darme cuenta las lagrimas corrían por mi mejilla, necesitaba a la persona que me entendía por sobre todas la cosas, pero esa persona era la que me acaba de traicionar, a la que amaba con todas mi fuerzas, dé repente paso lo que menos pensé unas pequeñas manos acunaron mis mejillas - Ella te hizo daño no es así? - solo dedicándole una mirada Elisavet de tan solo 6 años entendió todo, me abrazo con sus delgados bracitos y me reconforto de una manera espectacular, de una manera que ni Adara pudo haber hecho, fue cuando entendí que el verdadero amor de una persona es genuino no es obligado y lamentablemente comprendí que yo de alguna forma obligue a Adara a que aceptara estar conmigo, pensé solo en mi amor no en el de ella.