12 años.
Otro día más, el joven Xingqiu se preguntaba cómo era posible que alguien estuviera tan ciego. Era su compañero, su amigo, debería ser capaz de ver lo raro de todo esto, sin embargo, parece que era aún más corto de lo que nunca se imaginó.
Ya le había soltado alguna indirecta o preguntando alguna que otra vez sobre lo que él pensaba de ese tipo de cosas, esas relaciones que no todo el mundo veía con buenos ojos aunque ya estuvieran normalizadas, y aunque la otra persona no estuviera molesta, Xingqiu ciertamente no se atrevía a decirle la verdad. Sin embargo, le crispaba los nervios aquella contestación tan desinteresada. "Está bien que la gente se quiera, tampoco es un delito. Además me da lo mismo mientras no me molesten."
Una y otra vez decía lo mismo, daba igual, no importaba cuantas veces intentara encaminar la conversación hacia aquello, ya que esa persona no estaba interesada en hablar de ello, por lo que simplemente Xingqiu terminaba por darse por vencido.Con el tiempo, la situación iba cambiando, puesto que ambos crecían, y los sentimientos que el joven de cabello oscuro tenía se hacían más claros e intensos. Para ese momento el nombrado tenía 16, linda edad para los romances, sino fuera porque su vida se encontraba en una encrucijada.
- Xingqiu, eres un chico listo, y estoy seguro de que en unos años podrás encabezar a la familia. -
- Pero padre, se supone que es mi hermano quien... -
- Nada de peros, tu abuelo ya lo ha decidido. Continuarás tus estudios con él. -
- Pero... - Antes que pudiera oponerse una vez más, su padre abandonaba la sala. Xingqiu agachaba su cabeza en señal de tristeza y rabia, no quería marcharse y no quería tomar el lugar de su abuelo. Era algo que desde el principio nunca le interesó por lo que significaba. El dejar atrás todo lo que tenía y todo lo que amaba, ¿y para qué?, para ser una persona tan poderosa como él. Aquel puesto no valía el sacrificio que muchos estaban dispuestos a hacer, o al menos ese era su pensamiento, sin embargo poco o nada importaba en ese momento, ya que las órdenes del cabeza de familia se cumplían sin importar qué.
Días después, una visita inesperada llegó a la ciudad, y con ella se avecinaban problemas.
- Hoy es vuestro último día, y con ello espero que a partir de ahora... - El profesor daba su discurso mientras cada alumno se sumía en su mente. Para unos aparecía un resumen de todos esos momentos maravillosos, desastrosos y divertidos entre otros.
- Xingqiu... - El nombrado se sorprendió volviendo la mirada hacia su amigo. Estaba complentamente inmerso en su mundo, donde lo único que rondaba era la idea de abandonar el lugar a causa de su abuelo. - ¿Te encuentras bien?, no pareces muy feliz y eso que tú eras el que estaba deseando perder de vista a algunos profesores. - De hecho no, no lo estaba. Era cierto que deseaba perder de vista a los molestos profesores, pero no de esa forma.
- Si... - Tan solo esta sílaba usaba para responder.
- En serio, qué te pasa. Has estado así durante dos días. Al menos podrías contármelo y así yo... -
- Déjalo, no quiero hablar de ello. - A la par que este rechazaba la conversación, el discurso acababa y todos los presentes aplaudían. Tras unos minutos el lugar comenzaba a vaciarse. Entre una cosa y otra, la muñeca de Xingqiu fue agarrada de forma firme pero gentil por su amigo, el cual parecía que no se quedaría de brazos cruzados ante la aptitud del otro.
Tras varios minutos de arrastrar al joven de cabello oscuro, llegaron a la azotea, lugar que estaba convenientemente vacio debido a que el acto final se llevaba a cabo en el patio, por lo que el lugar quedaba desierto.
Al final Xinqiu fue arrastrado y sentado en aquel lugar. Mientras desviaba su mirada hacia otro lugar.
- Tranquilo, no voy a obligarte a hablar si no quieres, se que no sirve de nada intentar sacártelo a la fuerza. Pero al menos disfrutemos de un rato de tranquilidad, toma. - Un polo de soda era ofrecido al joven de cabello oscuro, quien al fin parecía reaccionar. Al final lo tomó sin decir una palabra, abrió el envoltorio y comenzó a degustar aquel dulce helado.
En ese mismo momento comenzó a recordar cuantas veces habían estado de aquella manera, comiendo helado y conversando sobre todo tipo de cosas. No importaba qué, siempre estuvieron juntos, y eso se perdería. Se maldecía internamente ya que no quería, él... Aquellos pensamientos fueron interrumpidos por un ruido. La puerta que daba acceso al lugar era abierta, y lo que se suponía que sería algun profesor para regañarlos, se quedó en un par de hombres de negro con no muy buenas intenciones.
- Vaya parece que ha sido más fácil de lo que suponía. - Decía uno de los hombres mientras ataba a los chicos. - Ni siquiera dieron batalla, menudos enanos inútiles. -
- ¿Dónde... ? - Alcanzaba a preguntarse Xingqiu mientras se percataba de que estaba con sus manos atadas a la espalda y sus ojos vendados. Inmediatamente un sonido de dolor llegaba a sus oídos. Cerca de su posición alguien había recibido un buen golpe o eso parecía.
- ¿ Te encuentras bien pequeño ratoncito? - La persona en cuestión retiraba la venda de sus ojos, dejándo que este pudiera apreciar el entorno y a aquella que lo estaba liberando.
- ¿ Quién eres, y cómo has llegado hasta aquí? - Xingqiu desconfiaba de aquella mujer frente a él. Morena, pelo corto y ojos verdes. Toda una belleza frente a sus ojos.
- Tranquilo niño, deja de preocuparte. Después de todo estás sano y salvo.-
- ¿ Qué planeas hacernos? - La otra suspiraba.
- Deja de estar a la defensiva. Me envía tu abuelo, dice que el tiempo se ha acabado y quiere verte. -
- No iré. - Negaba con la cabeza. - No se quién eres, incluso digas la verdad me niego a ir contigo.-
- Supongo que no te importa lo que le pase a tu amigo. - Esta última frase hizo que la mirada de Xingqiu se dirigiera hacia la otra con temor. ¿ Acaso pensaba hacer daño a alguien que no tenía nada que ver?
- No te atrevas. - La chica sonrió.
- Oh, quién dice que sea yo la que vaya a ponerle un dedo encima. ¿ Cuántas veces crees que el muchacho esquive la bala?- El semblante de aquella persona en ese momento se mostraba de victoria, y no era para menos, ya que llevaba razón. Incluso ella no le hiciera daño, otros lo harían. - Tienes 5 minutos. - Como si de piedad por su parte se tratara, la chica salió de la habitación y los dejó a solas. Xingqiu a su vez, comenzó a dejar caer sus lágrimas mientras se acercaba al cuerpo de su amigo que aún seguía dormido.
- Lo siento. - Decía mientras acariciaba la mejilla del otro. - Siento que las cosas sean así, pero al menos uno de los dos estará bien y vivirá libre. - Dicho esto lo besó. Fue suave y corto, pero lo suficiente para saber que no querría probar otros labios que no fueran los suyos. - Perdóname Chongyung. -
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Fanfic ChongyungXingqiu
FanfictionHistoria de mafia, promesas, separación y reencuentros. Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Hoyoverse.