Capítulo 2.

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- Yelam, por fin llegas. - Respondía un hombre que podría perfectamente estar en sus 40. Cabello negro y ojos castaños, daba la bienvenida con un tono tranquilo pero animado. - El jefe os espera en la sala. - Sin más que estas palabras los guió por el lugar.

Se trataba de una residencia enorme de estilo japonés. En las paredes se podían observar cuadros que acompañaban al estilo y muebles sencillos de color oscuro.

Tras varios minutos se encontraban en una habitación bastante amplia, acogedora con una decoración no muy recargada y una mesa en el centro, donde se encontraba un hombre de cabello canoso y ojos verdes. Su rostro mostraba un semblante tranquilo y serio, parecía concentrado como si aquellos papeles frente a sus ojos lo requirieran, sin embargo, al momento en que notó la presencia de los 3 visitantes, inmediatamente dirigió su vista hacia el más joven. Sin dudarlo un momento se levantó y se acercó al mismo, haciendo que los otros dos simplemente se apartaran de su camino y se quedaran a un lado en silencio.

- Tiempo sin vernos mi querido nieto. - Xingqiu tan solo asentía, no tenía ganas de sonreír precisamente, y mucho menos sabiendo que su libertad ya no existía. - Acompáñalo a su habitación. - Al instante, aquel que los guió hasta la sala, guiaba al joven hasta el lugar designado. Mientras tanto Yelam conversaba con el abuelo. - Toma asiento, ¿algo de beber? -

- No es necesario, no me quedaré mucho... - Unos brazos cruzados acompañaban a sus palabras.

- Como quieras. Jacob, el maletin.- En tan solo un momento un maletin plateado era posicionado delante de Yelam y abierto por el anterior, mostrando así el contenido. - Cuéntalo si deseas, pero te aseguro que está todo.-

- Bien, entonces me marcharé. Que tenga un buen día. -

- Una pena que no te quedes un poco más, - Decía el abuelo mientras la joven se daba la vuelta y paraba en seco al escuchar estas palabras. Sabía que el viejo no decía cosas sin sentido, y si decía algo como aquello, se referiría a algo de su interés por supuesto. - solo pensé que estarías interesada en esto... - Completaba la frase mientras mostraba sobre la mesa unas fotos, las cuales captaron la atención de la chica.

- Algo me dice que ha sido barato, ¿cierto?. - El viejo reía mientras asentía.

- Tan solo un favor de un viejo amigo, nada de lo que preocuparse. -

- ¿ A cambio? - Yelam no era estúpida, el hacer tratos con alguien como él, ya fuera algo insignificante o no, siempre conllevaba cierto precio, y no todos podían pagarlo, pero a cambio se tenía la certeza de que se trataba de información veráz.

- No te preocupes, esta corre de mi cuenta ya que has traido a mi nieto sin un solo rasguño. - De esta forma, Yelam tomo las fotos y se marchó. Mientras tanto, Xingqiu había llegado a la habitación y se tumbaba en la cama. Estaba demasiado desanimado como para observar algo a su alrededor o alegrarse por todos aquellos lujos. No le importaba todo aquello, lo único que había en ese momento en su cabeza, era aquel joven de cabello claro y ojos celestes. Lo había dejado atrás, y no solo eso, sino que a partir de ese momento podía olvidarse de tener una vida normal.

De un momento a otro, lágrimas salieron de sus ojos. Lo único que podía hacer era abrazar la almohada, que aunque no diera mucho consuelo, al menos era suave. En algún momento, el sueño le venció.

A la mañana siguiente, Xingqiu despertaría con dolor de cabeza, habría estado llorando toda la noche, y lo que era peor, sus sueños serían invadidos por distintas pesadillas, las cuales lo despertarían cada dos por tres.

Los días allí serían largos...

- Jefa... - Se apresuraba a abrir la puerta trasera derecha del coche mientras la nombrada se acercaba.

- Hora de movernos. - Decía mientras subía al acomodándose en el medio. Segundos después el anterior cerraba, y montaba en el lugar del conductor.

- ¿Hacia donde desea que me dirija? -

- A un local donde divertirnos. Estoy segura de que ya tienes algo en mente. -

- Como desee. - Y así se pusieron en marcha hasta un local un tanto alejados de aquella casa.

Apenas tardaron unos minutos en llegar, puesto que por suerte el tráfico era fluido. El local era bastante grande. Desde fuera se podía observar como si de un hotel se tratara, fachada blanca y letras doradas. Aquel lugar desprendía un aire que a Yelam encantaba.

Atravesando la puerta, sin necesidad de esperar, un par de personas daban la bienvenida como si de toda una señora se tratara.

- Sea bienvenida, acompáñeme por aquí. - Tras atravesar una puerta de cristal opacado y manillón dorado, se podía observar un distinguido y enorme salón con mesas y sillas alrededor de las mismas. Algunas con una ruleta, otras con un tapete verde oscuro, u otras alargadas. Se trataba del paraiso de aquellos adictos al juego, y como muchos sabían Yelam se trataba de una de ellos. Si querías encontrarla, ese tipo de lugares serían los más aconsejables de visitar.

En cuanto se decidió por una mesa, Yelam se dirigió hasta la misma, y sin necesidad de decir una palabra, una botella de licor de Burunda era colocada a su lado y servida en un vaso de whisky

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En cuanto se decidió por una mesa, Yelam se dirigió hasta la misma, y sin necesidad de decir una palabra, una botella de licor de Burunda era colocada a su lado y servida en un vaso de whisky.

- Mmm. Nada mal. - Sonreía tras probar aquel licor. No muchos eran partidarios de tomar una bebida como aquella ni siquiera probarla, pero era otro de los vicios que la hacían famosa.

Los dados bailaban sobre el tapete a la par que aquella imponente botella decaía con el pasar del tiempo. Mientras tanto, una joven de color de cabello un tanto chocante entraba por la puerta y se acercaba a paso seguro hacia la mesa.

- Tiempo sin vernos Yelam. - tomaba uno de los pocos asientos vacios cercano a a la nombrada, mientras esta no paraba con sus apuestas y su ligero lanzamiento de dados.

- Si no vienes a apostar puedes perderte Kuki. -

- Oh, vamos, no seas tan antipatica tan solo vengo a hablar. Además sabes que el juego no es lo mio. -

- Si, lo que digas. Pero ya te lo dije la última vez, a menos que ganes a mi juego, no volveré a hacer tratos contigo. - Yelam sonreía, le gustaba ver en un apuro a la gente, y Kuki no se libraría esta vez. Su cara de descontento lo decía todo. Se estaba maldiciendo tras haber entrado por aquella puerta.

- Deberías dejar de molestarla. - Una elegante figura aparecía en ese preciso momento, larga melena clara y ojos color ambar. Ahora la conversación, si que tomaría un rumbo enriquecedor.

- Ya he terminado así que me marcho... - Mientras Kuki decía esto, mostraba una expresión de alivio. Por suerte no tenía que entretenerla más.

Fanfic ChongyungXingqiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora