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Capítulo 26: Deja que esa pequeña niña tenga un buen sueño.

«Alicia sin vacilar se echó a correr como el viento y justo lo escucho decir: "—¡Válgame mis orejas y mis bigotes, que tarde se me está haciendo!»

Alicia en el país de las maravillas.

—Lewis Carroll.

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En algún lugar de Yokohama.

Hora: 11:36 p.m.

Dos adolescentes, menores de edad conducen por las calles de la ciudad en un auto robado, escuchando una música suave y, la fémina observaba por la ventana la oscuridad de la noche y las desoladas calles de la ciudad.

—¿Qué estas mirando Natsuo?

—Ah... No lo sé...

Él la observo detenidamente, ella irradiaba una extraña aura que le resultaba inquietante.

Las llantas del vehículo la hicieron saltar al pasar sobre una piedra. Natsuo observo al joven a su lado con una pequeña duda, la cual le había llegado sin saber con exactitud que era. Dazai miraba al frente el camino vacío de la noche.

La camisa blanca de Natsuo se había manchado con algunas migajas de pan.

—Dazai. Llevamos más de una hora en el camino y todo lo que hemos hecho es comprar pan. — dijo ella dirigiendo su mirada a su acompañante.

Dazai no contesto nada y en cambio seguido masticando el pedazo de pan que habían comprado.

Cuando salieron del edificio Dazai le dijo a Natsuo que quería ir a un sitio necesario para la investigación, sin protestar ella había sugerido ir en el metro. Sin embargo, Dazai le dijo que el metro dejaba de llegar a las diez de la noche, desanimada dijo que no tenían más remedio que caminar.

Él negó rotundamente esa idea, caminar era demasiado agotador además de que él conocía quien los podía llevar.

Y así rompió la ventanilla de un auto, abrió su puerta y listo; ya tenían un vehículo que los llevara, pero como era de noche les dio hambre y decidieron comprar un buen pan.

Ahora estaban dando vueltas sin ningún rumbo fijo.

—Dazai tengo sueño.

—Qué raro yo no.

—Apenas puedo mantener los ojos abiertos.

—Si los pegas con cinta estarán abiertos.

La fémina lo observo con impetuosidad y, el muchacho solo se rio al ver su expresión. Luego le dijo que podía dormir y que la despertaría cuando llegaran a su destino.

La chica ahora dormía con el deseo de despertar y estar en su casa.

Dazai observo su rostro pálido y tranquilo durante unos minutos, parecía estar teniendo un buen sueño. Para luego ponerse en marcha nuevamente. Debían llegar a la casa de Inés a la medianoche según sus cálculos.

La mujer seguramente lo echaría por atreverse a pisar su territorio, el muchacho lo sabía, aquella mujer lo detestaba. Sin embargo, no es como si le importara mucho el ser odiado por las personas.

En pocas palabras, Natsuo era su rehén para que Inés lo ayudara.

Y la indefensa niña, lo había seguido sin resistirse.

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