Capítulo 43: Perdición en el sentido de las agujas del reloj.
He intentado imaginarme varias veces de qué moriré. ¿Sufriré un ataque al corazón? ¿Padeceré una enfermedad atroz? ¿Me asesinará un hombre?
[Grotesco, Natsuo Kirino]
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Las niñas avanzan a ciegas por el bosque. La oscuridad envuelve sus cuerpos y cubre sus ojos como una venda. Las ramas de los árboles se movían al compás de la brisa en armonía con la incesante nieve, los restos de la última tormenta aún permanecen en el lugar.
La mayor corre, jalando del brazo a la más pequeña de las niñas, quien no sabe de qué o quién huyen. Quizás solamente fue el crujido de una rama lo que asusto a la mayor de ellas, pero el miedo ocupa cada centímetro de su cuerpo. A su edad era fácil creer en los monstruos o las bestias. Imaginando que alguno está al acecho de ellas, a unos pocos pasos de alcanzarlas.
Por eso corren, porque el miedo es irracional y crece igual que las fantasías que inundan sus mentes.
Mientras aquel hombre permanece vigilante al amparo de la noche y sonríe al sentir el temor de las niñas. Sabe perfectamente que con unos pocos pasos podría alcanzarlas, sin embargo, prefiere disfrutar de aquel momento, y alargar el tiempo de caza lo más que pueda. Con el tiempo se había convertido en un depredador y como tal, tiene que saciar esa necesidad. Pero, aquella parte de él solo surgía durante el momento de la persecución, en cuanto la presa está en sus manos, se convierte en una persona metódica que disfruta con el control y el poder.
Aquel poder que le daba tener a alguien bajo su merced para anular hasta la última pizca de su voluntad y que su identidad quede hecha añicos.
Esta vez por capricho a escogido a dos niñas, guiado por sus propias ambiciones. Para escoger a sus presas nunca sigue un patrón y quizás es eso lo que hace que permanezca en la sombra para que nadie lo descubra. El alma de cada una de sus víctimas es lo que llama su atención. Como si de ella emanara una luz, que las haga destacar entre la multitud.
Puede que aquello solo sea parte de su imaginación, pero hasta ese momento sus instintos nunca le habían fallado, siempre había escogido bien.
Por ellos sale de su escondite, dispuesto a no dejar escapar a las niñas.
La sangre mancha el rostro de la mayor, la bestia que amenazaba con la vida de las menores había perecido bajo el bastón del hombre. Una mirada temblorosa, lagrimas que caen de aquel pálido rostro, mientras en sus brazos acuna a su hermana menor. Una mano que se extendió hacia ellas, esa era la mano de su salvador, por ello cometió el peor error de no dudar de sus dulces palabras y tomar aquella mano sin vacilar. Tal vez si las circunstancias no hubieran sido esas, ambas podrían haberse salvado de aquel destino infernal.
Así es, el hombre había realizado una caza impecable. Ahora, solo le quedaba lo mejor de aquel momento, y es su deseo de que la niña de ojos violetas sea más fuerte de lo que parece y que así, el placer de quebrantar su alma, se alargue más allá de unas pocas horas.
Mariko siempre había sido una niña astuta, silenciosa y un poco descarada. Sin importar la ocasión parecía alguien que prefería pasar el tiempo dentro de la cabaña, en lugar de jugar en la nieve como los demás niños. Odiaba el blanco porque le recordaba a un lugar que alguna vez llamo hogar. Sin embargo, cada cierto tiempo podía salir hacia la torre en lo profundo del bosque, y charlar con quien sabe que se encontraba encerrado ahí, porque no lo recordaba, no obstante, de alguna manera eso se había vuelto una rutina.
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Maison des tragédies |BSD|
Fanfic《No hay peor enemigo que la mente de uno mismo, convirtiéndose en una jaula de la cual es imposible escapar...》 ▪︎Los personajes de Bungo Stray Dogs son propiedad de Kafka Asagiri. ▪︎No se permiten copias ni adaptaciones.