Llegando al mundo de Harry Potter

23 El robo del mapa de los merodeadores

Diana después del entrenamiento rutinario se quedó platicando con su hermana enseñándole como potenciar sus relámpagos, tarea que para nada resultaba fácil, pues era bastante distraída.

Diana comenzaba a percatarse de los pequeños resultados de haber entrenado por ya durante un año, durante la clase de encantamientos podía notar que se le comenzaban a facilitar los hechizos, además que los de ella eran más potentes comparados con los de sus compañeros, había algo en su manera de ver las cosas que cambio, ahora trataba de manipular energía y no tratar de cambiar las cosas o forzarlas, al manipular la energía, esta era la que se encargaba de cambiar la naturaleza de las cosas, además cuanto mejor comprendía como funcionaban las leyes naturales, más fácil le resultaba realizar magia.

Cuando estaba en su almuerzo con su hermana y compañeras no se podía sacar de la cabeza el cómo conseguir robar el mapa a los hermanos Weasley, tal vez distraerlos y poder acercarse a ellos sin que lo notaran, no eso no funcionaria, ese plan tenía muchas dificultades como entrar a la sala común de Griffindor, tarea que no era para nada fácil.

Tal vez si intentaba algo temprano cuando los hermanos salían a entrenar para el Quiddich, no tampoco funcionaria, pues eso no le aseguraba que llevaran el mapa consigo en las mañanas y no tenia sentido que lo llevaran consigo pues iban a entrenar no a realizar travesuras.

Travesuras, ¡eso era!, ese era su punto débil, sí de alguna manera lograba convencerlos de ir al pueblo a reabastecerse de los productos de broma que vendían, podría robarles el mapa mientras estuvieron distraídos.

Había investigado que por su mala conducta estaban castigados y no podían ir al pueblo, así que ellos seguramente buscarían una manera de ir al pueblo, sin ser notados y de ser cierto lo que le había dicho Agustín eso significaba que harían uso del mapa para conseguir su objetivo.

Ahora tenía que motivarlos a romper las reglas, primero tenía que convencer a un montón de gente para que les hicieran muchos pedidos, lo que los obligaría a ir al pueblo a reabastecerse.

Sin darse cuenta la chica sonrió, por fin en su mente apareció un plan que podía ser un poco viable.

Lidia sacudió a su hermana y le dijo que regresará, que dejará de estar en las nubes y que continuará conversando, desde que pasaba tiempo con ese chico con frecuencia se perdía en sus pensamientos cosa que no le agradaba.

Así que continúo charlando con su hermana y sus compañeros de las clases y otros temas que no le despertaban mucho interés.

Los días pasaban tranquilamente entre el entrenamiento de las mañanas, las clases, las tareas, la hora de estudio, etc.

Algo que le sorprendía era lo mucho que las alumnas hablaban del nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, había rumores como que sin usar su varita dejo petrificados a un montón de duendecillos en la clase que tuvo con Grifindor y Slytherin.

La magia sin varita era poco común, era verdad, aunque tampoco le sorprendía tanto como a los demás, después de todo incluso ella podía realizar algunos encantamientos sin la necesidad de su varita, entre ese encantamiento se encontraba el de petrificación y según Agustín muchos magos podían hacerlo tal como Dumbledore.

En una tarde cuando quiso ir a preguntarle sí ¿el poder de Gilderoy era real? se encontró al chico conversando con los cuadros que estaban en las escaleras, no tenía nada de especial platicar con los cuadros sólo que a la mayoría no les interesaba platicar con ellos, cuando le preguntó ¿Por qué conversaste con los cuadros?, el le respondió que pronto crearía uno de él mismo y solo las personas que el autorizara podrían conversar con él, menciono algo de que era el primer paso para crear clones de sombra, ella no entendió la mitad de lo que dijo, así que retomo el tema original por el que lo busco.