Historia finalizada. 📍
Derek Hale y Stiles Stilinski tenían una vida relativamente normal hasta el día que se vieron en el bosque, pues creían ya haberse conocido. A partir de ese momento señales comienzan a aparecer, recuerdos que no han vivido, s...
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Los días han pasado, y ahora Stiles se encuentra entre la puerta y Derek. Ha sido estampado por el ojiverde momentos atrás. Se miran mutuamente y ambas miradas recorren los labios del otro. Los pensamientos que pasan por las mentes de ambos es el mismo, probar los labios del contrario.
Pero ninguno se atreve. Sobre las cosas extrañas que les han estado sucediendo no saben si contarlas al otro, ni siquiera saben si ambos están pasando por la misma situación.
Finalmente el baile de miradas ha sido interrumpido por Stiles, quien golpea el pecho de Derek con ambas manos diciendo "mi casa, mis reglas", Derek asiente forzado, pues tenían que investigar ciertas cosas, y específicamente rastrear un celular.
Para ello Stiles llama a Danny el cual se ve sumamente interesado en el cuerpo del ahora primo de Stiles, Miguel. El castaño no negará que le ha hervido un poco la sangre de que a su amigo le interese la musculatura de Derek, pero una vez más, no puede molestarse si su relación actual con Derek no es amorosa.
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Después de un rato, y al obtener la ubicación deseada. Derek y Stiles se quedan un rato a solas en la habitación del menor. El moreno navega por el cuarto y divisa una pequeña libreta llena de anotaciones y rayones. Se acerca a ella pero es detenido por el castaño.
- Hey, ¿se te perdió algo? - pregunta con evidente nerviosismo.
- A un lado idiota, necesito ver esa libreta. - pues por el rabillo del ojo, y su increíble visión de lobo observa el número de tormento, 1945.
- Dije que mi casa, mis reglas. ¿Qué no entendiste? - pregunta ya un poco sudoroso Stiles.
- Sólo quiero ver esa libreta, ¿Es mucho pedir? - gruñe con fastidio, no por Stiles, sino por la intriga.
- Es solo una pequeña investigación, nada del otro mundo. - suspira el castaño mientras rasca su cabeza.
- Déjame verla, no voy a reírme. - musita en un tono relativamente amable el moreno.
- Jah, lo dices como sí te estuviera mostrando el pene. - ríe bajo.
- ¡STILES! - Regaña el lobo con obvia desesperación.
- Ya ya, está bien Sourwolf. - murmura el humano, quien entrega la libreta sin mirar a los ojos al lobo.
- No me llames así. - dice con frialdad, pero en el fondo el mote le calentaba el corazón.
Comienza a ojear la bitácora desde el inicio, mirando la primera fecha que es la misma que cuando comenzó a ver esos estúpidos números, la libreta mencionaba las veces en que veía el número en el día y los sitios donde los veía.
