Capítulo 14.

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Noviembre de 1938.


Stiles.

Ya han pasado unas semanas desde aquel regaño de Derek, después de eso las cosas estuvieron un poco tensas; se alejó unos días y no supe el motivo. Las cosas están funcionando bien ahora, pero no puedo evitar pensar que quizá lo decepcioné.

- Stilinski dame otro beso. - pide Isaac.

No somos una pareja, ni siquiera nos gustamos y no hemos tenido sexo tampoco. El ojiazul quiere experimentar cosas y no me molesta, ya que no hay sentimientos involucrados y nos vemos solo como amigos.

- Ya no basta con eso Stilinski. No que beses mal, pero ambos queremos probar otras cosas que no sean la boca de nuestro amigo. - el rizado se tira en su cama con desilusión.

- No lo tomo mal, pero tienes razón. Estar encerrados aquí no da libertad de nada. - suspiro y un pensamiento pasa por mi mente, mi sonrisa pícara se agranda. Lahey sabe lo que estoy pensando.

- Oh no, no, no, no, no y no. Se lo que tramas y no estoy dentro. - musita mientras se cruza de brazos.

- Vamos a Pinky's, es muy seguro. - respondo felíz y emocionado.

- Queda como a 20 minutos caminando según me has contado. ¿Qué si notan nuestra ausencia? - rasca su cabeza y mira con duda.

- Nos escapamos de noche, pasamos por la reja rota que encontramos. Nos estamos un ratito y después volvemos. Nadie se entera. - incito y tomo sus hombros.

- No lo sé, no estoy seguro. - dice Lahey mientras muerde su labio.

- Quizá encuentres a un hombre más alto que tú. - digo con lujuria.

- Estoy dentro. Pero ni una palabra. - ordena y yo asiento.

Los días pasaron lentamente y cada minuto estaba emocionado por tener una noche de fiesta, desde que entre al ejército todo es tan rígido y nunca podemos salir a divertirnos. Además muchos también se han escapado antes y nunca los atrapan.

No podía dejar que Derek se enterase así que dejé un cebo. Liam cuidaría la habitación en caso de que algo pasara. El quería venir con nosotros pero se arrepintió de último momento.

Ya era de noche, el reloj marcaba las diez con veinte minutos. Todo estaba silencioso. Isaac y yo salimos de puntitas hasta llegar a la reja abierta, de ahí emprendimos nuestra pequeña escapada. ¿Qué podría salir mal?

- Entonces, repite el plan. - ordenó al ojiazul.

- Llegamos, uno o dos tragos, coqueteamos con alguien, jugamos un rato y nos regresamos corriendo. - repasa el rizado.

- Pero cuida que no pongan nada en tu bebida. Y no te emborraches. - advierto, es la primera vez de Isaac en un bar "diverso", debo cuidarlo.

- Dirige el rumbo entonces. - ordena y así lo hago. Comenzamos a trotar fuera de las instalaciones militares, pasamos por el centro, las calles están vivas y mucha gente está en las cantinas.

𝐓𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐞́ 𝐞𝐧 1945. | 𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐤 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora