Prólogo.

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Verano de 1934.

Es Nueva York, en un lugar pacífico y en una colinas llenas de un hermoso y largo pasto, recostado frente a la sombra de un árbol se encuentra un joven de dieciocho años, Derek Hale. Las calles parlotean sobre el buen muchacho que es, guapo, trabajador, amigable y patriótico. ¿Qué más se puede pedir?

A su lado, un niñato de catorce años, Mieczyslaw Stilinski, observa el cielo y se distrae fácilmente de lo que Derek le contaba, pues un pétalo ha caído en su respingada nariz. La gente murmura que es torpe y despistado. Se puede pedir todo, pero para el pelinegro es su razón para sonreír, y mejor aún, su razón de vivir.

- Vas a irte ¿Verdad? - pregunta un castaño desanimado mientras estornuda a causa del pétalo.

- Sabes que tengo que hacerlo, ya soy mayor de edad y debo hacer algo para vivir. - responde un malhumorado Derek.

- Hay muchas otras cosas que puedes hacer Der, el ejército es muy peligroso. - contesta un preocupado niño.

- ¿Qué otra opción hay para un huérfano como yo? - responde el pelinegro con seriedad.

- Podrías trabajar en el restaurante de la Señora Martin, somos amigos de su hija. - murmura el menor.

- No es para mí, además quiero servir a mi país. - dice con un tono orgulloso el moreno.

- Derek, ¿Qué haré cuatro años sin ti? - gimotea ahora un triste niño.

- Vendré en mis días libres, lo sabes. - responde el ojiverde.

- No es lo mismo Der, te extrañaré todos los días. - lloraba el niño.

- Yo también voy a extrañarte. - murmura Derek.

Hay un momento de silencio, se están abrazando, se adoran.

- Sí tú serás militar entonces yo también lo seré. - dice un orgulloso castaño que se levanta del suelo mirando al horizonte.

- ¡No! - grita un molesto moreno. - No lo harás, es peligroso. - ordena el mayor.

- Eso no te importó a ti, así estaremos juntos. - sonríe el menor.

- Mieczyslaw prometelo. Te veré seguido, lo juro, pero promete que no entraras al ejército. - implora un moreno afligido.

- Está bien... Lo prometo. - asegura Mieczyslaw quien por detrás ha cruzado los dedos, invalidando cualquier promesa hecha.

- Bien. Vamos a comer al restaurante de Lydia. - Sugiere Derek quien comienza a adelantarse. - Anda, no te quedes atrás. - ordena al ver a un castaño pensativo.

- ¡Ya voy! - grita un castaño.

- Estaré contigo en 1938... - susurra un castaño que ahora persigue a su amigo.

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Esta es mi nueva historia. "Te esperé en 1945" abarcará dos líneas temporales y al menos en esta historia, estoy muy seguro de que será emotiva y linda, por favor quedense y vean como sigue esto :).

Nos vemos en el primer capítulo, es mi segundo proyecto Sterek. No olviden, votar, comentar y compartir la historia. Gracias.

𝐓𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐞́ 𝐞𝐧 1945. | 𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐤 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora