Capitulo 26.

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8 de agosto de 1945

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8 de agosto de 1945.

Stiles.

Bueno, creo que es extraño despertar en los cuarteles militares de nuevo... Se suponía que tendría que haberme ido ya, pero no tengo a dónde ir. Mi casa ya no es mía y me da vergüenza pedir morada con los Martin.

Han sido unos meses tan extraños últimamente, claro que estuve unas semanas en el hospital y creo que agradezco que los militares cubrieran los gastos con mi seguro, porque seguramente estaría endeudado ahora mismo.

Me internaron más del tiempo que debía porque los cortes se abrieron e infectaron. Culpo a Derek por eso, aunque a mí mismo también por insistir. Igual, no cambiaría esa noche por nada del mundo... Es el recuerdo más cercano que tengo con el.

- Hey, ¿Te enteraste de lo que pasó en Japón? - preguntó uno de mis compañeros de piso a otra persona, eso llamó mi atención.

- Lo de la bomba, si. - responde su amigo.

- Supongo lo merecían. - ríe el, ambos son nuevos reclutas. Es agosto así que acaban de ingresar ... Creo que es la generación más estúpida que me ha tocado conocer.

- Ningún inocente merece morir, mucho menos de esa manera. Debería darte vergüenza siquiera tener ese pensamiento. Fuera de mi vista antes de que los reporte con el supervisor. - interrumpo su conversación y parece que se han asustado, salieron corriendo sin rechistar.

Estoy completamente seguro de que Derek jamás podría involucrarse en algo así, o al menos sé que no estaría de acuerdo, lo sé porque he visto como ha cambiado con el paso del tiempo.

Volví a trabajar en el restaurante de la señora Martin, Lydia lo está atendiendo actualmente porque ella ha enfermado. Digamos que en las mañanas trabajo instruyendo nuevos reclutas y en las tardes en el restaurante.

Es la única manera en la que puedo distraerme, así no pienso en la soledad que siento ahora mismo... Porque realmente me siento tan abandonado. No digo que Derek me haya dejado, pero no puedo evitar sentirme solo.

Me acostumbré a estar pensando todo el día en el, trabajar todo el día es la única manera en la que puedo sacarlo un ratito de mi cabeza y entonces otro compañero me saca de mis pensamientos.

- Hey, vengo a entregar las cartas. ¿Es aquí? - pregunta sonriente.

- Si. - mentí. - yo las llevaré con los demás. Puedes ir a descansar ahora. - dije agitado, pues estaba a la espera de una respuesta por Derek.

- Seguro viejo, nos vemos. - se despide con un gesto normal, como si fuéramos amigos y no solo militares.

Corro con la caja repleta de cartas hasta el mostrador, no me iba a tomar el tiempo de acomodar todas las cartas a su destinatario. Que pereza da eso, además tengo prisa por encontrar lo que necesito.

𝐓𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐞́ 𝐞𝐧 1945. | 𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐤 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora