Perfumes Extintos [Omegaverse]

35. Paisaje nevado

Tantos sentimientos provocando un oleaje de feromonas y sobre excitación. Derick había sufrido en soledad su celo en el tiempo que estuvo sin Enok. Para los deltas comunes eran realmente mortales. Además, que para ellos era muy fácil excitarse.

-Ahh... Ah...- Jadeaba Derick, con solo estar sobre Enok. Aún no habían hecho nada, pero el delta ya estaba mareado por las feromonas de su amado sigma.

-Con calma, Der- Lo abrazó, a la vez que le susurraba palabras.

Enok masturbó el pene de Derick con delicadeza. -¡Uhg! En... En...- Lo besó con ferocidad.

-Está bien...- Enok se subió el camisón, que era la única ropa que le faltaba por sacar, y mostró el espacio entre sus piernas. -Mételo por aquí, despacio- Derick posicionó las piernas de Enok, para que los muslos sean el remplazo de su cavidad anal.

-Ahh... Ha pasado tanto tiempo...- Fue rozando con rapidez, viniendose.

El sigma sonrió. -Apenas aguantas un minuto, Derick-

-L-lo siento...-

-Precoz, pero cuesta que se te baje- Miró el miembro de el delta como una deliciosa comida. -Aw... Creo que es una mala idea chuparlo...-

-¿Qué...? No harás eso, aunque me encantaría-

-Ahaja, bien, usa mis muslos como te plazca- Le sonrió.

A Enok le divertía mucho ver a Derick completamente loco por él, haciendo el esfuerzo por contenerse. Verle disfrutar le emocionaba más que cualquier otro jugueteó en la cama. ¿Quizás eran las expresiones que hacía? Le veía como un verdadero lobo y Enok amaba las miradas agresivas sobre él.

-Der... Eres muy bello- Le sonrió, besándolo.

El delta estaba completamente aturdido. Él no se consideraba alguien bonito, debido a que tenía rasgos toscos y unas manos llenas de cicatrices. A parte de que Enok era la verdadera belleza.

-¿A caso te volviste loco?-

-¡Ahaja, sí!-

-¡Mira la situación en la que estamos y tú te ríes!- Derick también se rió. -Concéntrate- Tiró los cabellos de el albino hacia arriba, para admirar mutuamente sus ojos.

-Tus ojos son bonitos- Volvió a halagar al delta.

-¿Qué dices?-

-Son raros... No he conocido a nadie más que tenga los ojos color marrón- Derick lo besó con ternura y pasión.

-No hables tanto...- Fue besando el cuello de Enok con ferocidad, dejando algunos chupetones en el camino. Y en ello, el roce de sus zonas intiminas aumentó, provocando que sus fluidos empaparan las sábanas.

-Mhm...-

-¿Ahora me dejarás ir a casa?- Cuestionó el castaño.

-No, que esta sea tu casa... ¿Bien?- Le besó con deseo.

-Tranquilo, eres como un gatito-

-¿Un gato?-

-Sí, son cariñosos ¿No?- Enok esperó a que continuara la explicación. -¿Te acuerdas de ese gato que vimos cuando eramos niños? Era muy regalón.-

-Creía que me parecía a un conejo...-

-Bueno, eres blanco como un conejo... Pero, los conejos son silenciosos, ¿No?- Enok sintió un cosquilleó por toda su contextura.

Se montó sobre Derick. -¡Tranquilo, Enok!-

-No, puedo... Ahora mismo mis hormonas están vueltas locas- Se lanzó sobre Derick, como un animal hambriento.