Perfumes Extintos [Omegaverse]

Especial: Lejos de la isla

—Este especial no va de acuerdo al tiempo cronológico de la historia—

Años después de Camilo y Eric estuvieran viviendo en una isla, decidieron volver a integrarse en la sociedad por Christopher. Habían tenido un hijo en el período de tiempo que estuvieron en la isla.

—Canadá no es tan malo— Comentó Eric a su familia, cuando habían llegado.

Ya había una mansión esperando por ellos. Los padres de Eric estarían viviendo bajo el mismo techo. Su relación fue mejorando con el paso de tiempo.

—¿Qué te parece?— Les preguntó a los dos sigmas.

—Era más bonita la casa de Suecia— Habló su hijo.

—Ahaja, eres tan caprichoso como tu madre, Chris— Le revolvió el cabello rojizo. —Me agrada— El adolescente corrió dentro de la casa.

—¿Qué le estás diciendo?— Le cuestionó su esposa.

—Solo la verdad, Cami, está bien que pueda ser egoísta—

—Lo mimas demasiado, ya se convirtió en un total hijo de papá— Suspiró Camilo.

—Está bien, a pesar de todo, el apellido de mi familia no se quedará sin fondos así de fácil—

—Aún así, no estaría mal que Christofer aprendiera algo de humildad—

—Ese un atributo que no necesita— Dijo Eric al no estar de acuerdo.

—A este paso se volverá peor que yo, hablo del momento antes de conocerte—

—Bien, solo porque tú lo dices, reduciré los regalos— Se rindió. —Y ya no cumpliré todos sus caprichos—

—Ahaja, no sé si decir si eres un buen padre o no— Sonrió Camilo. —Pero, estoy orgulloso de tí— Eric se sonrojó.

—Cami, creo que deberíamos tener otro hijo— Habló excitado.

—¿Qué?— Lo levantó para llevarlo al nuevo dormitorio.

Nox estaba compartiendo en la casa de Magdalena junto a las mellizas. —Escuché, Nox, que al final saliste con los dos— Se reían las hermanas Sanz.

—Eso hubiera sido perfecto, pero ellos no quisieron—

—¡Oh! ¡Ahajaja!— Las dos rubias se morían de la risa.

—Ya, callen canarios— Se escuchó la puerta de entrada. —¿Keith? ¿Eres tú?—

—Sí— Respondió seco.

Nox y las hermanas se asomaron por la puerta. Ya que Keith era un chico muy guapo querían verlo.

—¿Podrían dejar de codiciar a mi hermano?— Comentó Magdalena.