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Nanon, 18 años.

Por fin en el pueblo van a proyectar una película, en el pequeño cine al aire libre que instalaron cerca de la plaza.

Y yo tengo una cita.

No quiero verme tonto ilusionándome, pero creo que podría gustarle a Ohm.

Es que suele mirarme de una manera que me hace pensar que es posible.

Bajo las escaleras rápido porque ya debería haber salido, y mamá me mira desde la cocina.

—¿A dónde crees que vas?

—Hay cine hoy, te lo comenté hace días —respondo sin bajar la seguridad en mi voz.

—Bueno, voy a vestirme para que vayamos.

—Mamá, no tienes que venir conmigo.

—¿Y dejar que salgas solo a esta hora? —cuestiona mirando el reloj.

—Apenas son las seis —digo empezando a frustrarme— nunca voy a ningún lado, y mucha gente del pueblo estará ahí.

Ella suspira pensándolo unos segundos, hasta que asiente, por fin.

—Permiso hasta las ocho.

—Diez.

—Nueve.

—Nueve y media.

—Nueve y media, Nanon, ni un solo minuto más.

—Gracias —digo sonriendo— intentaré buscar al resto de colaboradores de la iglesia, para no estar solo.

—Bueno —responde más calmada— cuídate e intenta socializar más con las hermosas chicas del pueblo.

Tengo muchas buenas ideas para responder eso, pero no quiero perder el permiso, así que suelto un rápido "sí", y salgo a la calle.

Estoy tarde.

Camino con prisa por las calles vacías, hasta llegar a la proyección.

Ya hay mucha gente ahí, así que miro a mi alrededor, esperando encontrarlo.

—Adivina quién soy —escucho detrás de mí, y sonrío automáticamente al sentir sus manos cubriendo mis ojos.

—Conozco tu voz, Ohm.

—Lo hice mal —responde haciendo un puchero apenas volteo hacia él— oye, ¿tú no tenías un suéter para ponerte?

—Lo olvidé.

Suspira sacándose el suyo y me lo coloca, aunque quiero negarme.

—Nunca te abrigas —dice entrecerrando los ojos y toca mi nariz— estás helándote, ven, vamos a sentarnos allá.

Él agarra mi mano para jalarme entre las personas que están sentadas en el césped, esperando a que la película empiece.

Veo que Ohm ya ha extendido una manta debajo de un árbol, alejado de los demás.

—Llegué hace horas solo para encontrar un buen lugar.

—No es bueno, está muy lejos del proyector —digo cruzando los brazos.

—Es el único árbol que encontré, Nanon, le quitas lo romántico a esto.

Me río dejando que me jale, para sentarme.

—¿Por qué tendría que ser romántico? —pregunto cuando ya se ha sentado también.

Espero que no haya notado que estoy nervioso.

—Es la primera película que vamos a ver en nuestra vida y lo haremos juntos.

—Sí lo dices así, suena muy especial.

—Lo es, Non, y yo... quiero que lo hagamos siendo novios.

Al escucharlo, giro tan rápido hacia él que siento un ligero dolor en el cuello.

—¿Qué?

—Tengo otra nota, pero no has traído un libro hoy —dice poniéndola en mi mano.

Ohm siempre usa las notas para decirme cosas bonitas.

Mi corazón está lo suficientemente loco para creer que podría tener un infarto, pero no sucede, así que abro el papel y leo.

"Creo que la palabra amigos ya no es suficiente para definir lo que somos."

Lo miro a los ojos, intentando aguantar un poco mis emociones.

—¿Hablas en serio?

—Sí —responde acariciando mi mejilla— no estaba seguro de cómo pedírtelo, porque nunca he hecho esto, pero estoy enamorado de ti, Non, y me gustaría que aceptes ser mi novio.

Sonrío jugando con el papel en una mano y cierro los ojos con fuerza, porque quiero tener el valor de hacerlo.

Me acerco rápido a él y uno nuestros labios cortamente, regresando a mi lugar casi al instante.

Volteo a mi alrededor y parece que nadie lo ha notado.

—Si quiero —digo acostándome en la manta.

Ohm se acuesta a mi lado, su mano va disimuladamente a la mía y entrelaza nuestros dedos.

Bajo la mirada a ese contacto y sonrío ampliamente.

Pocas veces antes he estado tan feliz como lo estoy ahora.

Pecador | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora