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Nanon, 35 años.

Aún tengo mucho en la mente, mientras estoy sentado en el parque cerca de casa, junto a Marlín.

No es la primera vez que me siento tan abrumado por todo, y es justo por eso que voy a terapia seguido.

Volteo cuando noto que Ohm se ha sentado a mi lado.

Limpio rápidamente mi mejilla, rogando internamente que no haya notado que estaba llorando.

—¿Qué haces acá?

—Paso siempre por este lugar cuando voy al trabajo —responde con una sonrisa dirigida al suelo.

Él parece triste también.

—¿Entonces no deberías apurarte en ir?

—Tal vez —responde soltando un suspiro, y acaricia a Marlín— ¿recuerdas cuando vino por primera vez y no podíamos mantenerlo sentado porque adoraba jugar en la nieve?

—Sí —digo apoyándome en el respaldar— ahora no quiere bajar.

—Eras muy pequeñito —susurra agachándose hasta él, para besar su cabecita.

Una sonrisa pequeña aparece en mi rostro al verlo así.

—Puedo faltar hoy, ¿quieres que los acompañe a algún lado?

—Deberías dejarnos acá —respondo suavemente— Marlín y yo vamos a pasar un día tranquilo.

Ya he notado que Ohm no tiene ganas de irse.

—First trabaja hasta las 3 —indica jugando con sus dedos— creo que va a nevar, así que podemos volver a casa.

—¿Y tus responsabilidades?

—No importan —dice parándose y estira una mano hacia mí.

No quiero tomarla.

—Noté que a First no le gusta que hagas esto, deberías evitarlo.

Él se queda en silencio unos segundos, pasando la mano por su cabeza.

Está a punto de decir algo que ha estado aguantando, pero no puede más, y lo sé porque lo conozco muy bien.

—¿Cómo se supone que debo actuar? —pregunta mirando mis ojos— es lo único que ha rondado mi mente desde que confirmaste que ibas a venir.

—¿Quieres que yo te lo diga?

—Sí, por favor, porque parece que no estás cómodo conmigo, y estoy pensando mucho en qué es lo que esperas de mí, porque quiero que sigas viéndome como la persona que solía ser.

—¿Entonces ya no lo eres?

—¿Tú lo eres, Nanon?

—Intento no serlo —digo desviando la mirada— lo que espero de ti, supongo, es algo más sincero.

—¿Sincero?

—No es normal que seas tan amable conmigo y me hables como si nada hubiera sucedido.

—¿Esperabas un reclamo? —pregunta negando con la cabeza— no tengo nada que reclamar, Non, yo sé lo que quieres escuchar, pero no pasará porque no estoy enojado contigo, aunque no entendí las razones por las que te fuiste, sé que son válidas.

—¿Por qué siempre piensas tan bien de mí, Ohm? ¿No puedes solo molestarte porque hice algo que no merecías?

—Tú no me harías daño con la intención de hacerlo.

—Pareces muy seguro de eso.

—Lo estoy, así que no esperes que te juzgue por algo, porque no lo haré.

Bajo la mirada porque siento mis lágrimas amenazando con salir, y no quiero que me vea llorar.

—Non —dice arrodillándose frente a mí— yo aún estoy agradecido por todo lo bueno que me diste, todos esos años de mi vida contigo siempre estarán en mi corazón, aunque ya he aceptado que el amor que sentías se acabó.

Nunca me había arrepentido tanto de algo, como de haberle hecho creer eso.

El amor que siento por Ohm, nunca podría acabarse.

Pecador | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora