•Epílogo•

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Nanon, 6 años.

Estoy corriendo por el pasillo de la casa para escapar, pero antes de llegar a las escaleras, la mano de mamá agarra mi camiseta y me levanta para que la mire.

Su mano golpea mi boca con fuerza, y grito, llorando más fuerte.

—No vuelvas a decir algo parecido, eso está mal, Nanon.

La miro asustado, ahogándome en mis lágrimas, porque me coloca de nuevo en el piso y saca un azote.

Ella empieza a latiguear mi cuerpo, agarrándome del cabello para que no vuelva a escapar.

Me arde la piel, por las heridas que se están formando, y no entiendo por qué es tan malo haberle dicho que un niño me parece lindo.

—Dios no te amará si repites algo así, es una atrocidad, y si no te corriges, va a castigarte, porque cuando vives con el pecado, no puedes ser feliz.

Pienso que quizás ha acabado, pero no, me arrastra por el piso hacia la ducha y prende el agua fría, cuando me mete ahí.

Grito de nuevo, temblando e intento pegarme a la pared, pero mis heridas me impiden hacerlo.

Duelen mucho.

—A los niños les gustan las niñas, porque Dios creó al hombre para estar con la mujer, y Dios es perfecto, él nunca se equivoca con lo que hace.

Asiento, aunque no puedo respirar bien.

Mamá cierra la puerta y yo me quedo arrodillado en el rincón.

—Piensa en lo que dijiste, Nanon, pídele a Dios que te devuelva al buen camino y que envíe una buena mujer a tu vida.

Sollozo mirando la pared.

No he dicho nada malo, y no entiendo por qué le molesta tanto.

—Si me amas como a todos —susurro cerrando los ojos— ya no me dejes solo, y si estás ocupado, envíame a alguien para que me acompañe.


🌻

Fin.

Esta historia tiene un E X T R A que puedes leer en OUR SKYY, un libro que encontrarás en mi perfil. 🩷

Pecador | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora