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El sonido de la madera siendo golpeada, me hace levantar ligeramente la cabeza de la almohada.

Me siento poco capaz de hacer mucho, porque ya he tomado algunas pastillas.

Tomo varias porque con el tiempo, han dejado de ser muy efectivas para mí.

—Non —escucho detrás de la puerta.

Eso, extrañamente, manda una corriente a mi cuerpo que me hace sentir más despierto.

Es Ohm.

Me levanto con algo de dificultad, arrastrando mi cuerpo por la cama, y me pongo de pie para ir a abrir.

No quiero que se preocupe, y sé que no estoy en condiciones de hablar mucho ahora.

Apenas me ve, su mirada se dirige a la mano que estoy usando para sostenerme de la pared.

—Estás acá, ¿qué pasó? —pregunto tratando de sonreírle.

No creo que funcione realmente.

Noto como su mirada estudia la habitación y luego regresa hacia mí.

—¿Puedo pasar?

—No, yo... estaba acomodando mis cosas para irme y... no tienes que perder el tiempo.

Siento como mis piernas se adormecen más, y creo que él se da cuenta también, porque me sostiene rápidamente, analizándome.

Me suelto de su mano, poniendo todo mi esfuerzo en eso, y camino a la cama, para sentarme.

—Non —dice acercándose y agarra mi rostro con sus manos, sentándose a mi lado— ¿estás bien?

—Estoy agotado —susurro cerrando los ojos.

Me acuesto lentamente, porque de verdad ya no tengo energía para nada, y siento por la presión en el colchón, que se levanta.

Escucho que cierra la puerta y luego, suena el interruptor de la luz en el baño.

Abro los ojos al instante, al escuchar el frasco de las pastillas.

—Non —me llama caminando de nuevo a la cama y le explico con la voz pausada.

—Son pastillas para dormir, me las dio mi doctor, así que está bien.

—¿Cuántas tomas?

—Algunas —digo mirando sus ojos cuando se acerca.

—¿Cuántas? —repite sentándose de nuevo conmigo.

—Tres o cuatro.

—¿No son muchas? —me pregunta soltando un suspiro.

Él luce muy preocupado.

—Tal vez, pero solo una ya no me sirve.

—¿Seguro que no necesitas un doctor?

Niego con la cabeza mientras toca mi frente, seguramente midiendo mi temperatura.

—Necesitaría muchas más para morir, si te refieres a eso, lo sé porque constantemente tomo más de las que tomé hoy.

Me siento un poco culpable, cuando veo sus ojos brillando.

—¿Por qué, Non?

—Me sirven para olvidarme de todo por un momento, porque vivir es horrible.

—Pensé que te fuiste para ser feliz.

Tengo ganas de soltar una risa irónica, pero no puedo.

—¿Feliz sin ti? —pregunto aún susurrando.

Me siento muy poco capaz de controlar a mi boca en este momento.

Él se queda en silencio, así que supongo que puedo seguir hablando.

—Lo intenté, Ohm, de verdad, hice muchas cosas que consideré suficientes para poder ser otra persona, pero no puedo cambiar.

—No necesitas cambiar, Non —responde secando mis lágrimas.

Ni siquiera había notado que estaba llorando.

—No puedo hacerlo de todos modos, porque soy gay, el mundo me odia por eso, Dios tampoco me quiere y debería morirme de una vez.

—Non —dice acostándose a mi lado logrando que nuestras miradas se crucen— yo te amo.

Me siento mucho más debilitado como para responder, pero me hace bien saber que aún es así.

Suspiro al sentir que acaricia mi cabello, pegándose más a mí.

Aunque ya no dice nada, puedo oír que está llorando en silencio, por la forma en que respira.

—Duerme —dice con la voz suave, besando mi frente— yo me quedaré a cuidarte.

Odio como esas palabras me dan una calma que solo siento cuando él está.

Pecador | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora