10: Mentiras

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Adrinette April

El Real Yo

Mentiras

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Marinette mentía. Adrien lo sabía muy bien.

Marinette mentía para irse temprano del departamento.

Marinette mentía cuando le decía que se iba a demorar en el trabajo o que iría a su casa a tomar té con su madre para no estar con él.

Y aunque Plagg y Tikki trataban de tranquilizarlo, él no podía con la incertidumbre ni con el miedo de que ella se haya aburrido de vivir con él.

Solo llevaban un mes conviviendo, y estaba más que seguro que ella ya no lo quería, no lo tolera ni quería tocarlo. De hecho, todas las noches ella le daba la espalda y se dormía contra la orilla, como si no quisiera contacto con él, en lo más mínimo.

Quería llorar.

Marinette llevaba una semana así y él juntaría las energías suficientes para preguntarle qué pasaba y si ya no quería estar con él.

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Marinette era consciente de que las mentiras que le decía a Adrien para mantener la distancia eran muy tontas, que en cualquier momento tendría problemas, pero necesitaba saber que era lo que había sucedido.

Cuando investigaban sobre los Sentimonstruos con el Gran Maestro Su-Han, habían descubierto que los seres creados mágicamente eran estériles y no podían reproducirse. Ella y Adrien habían tenido que asumir que nunca serían padres biológicamente, y que en algún punto de sus vidas iban a tener que adoptar si querían aquella experiencia.

Así que no entendía ni comprendía como, entonces, aquel milagro había sucedido.

Estaba embarazada.

Cuatro positivos y un examen de sangre confirmaban su estado.

Sentía que iba a desfallecerse, ¿Cómo les decía a sus padres que iba a ser madre? Que había roto la promesa de crecer como profesional antes de dar un paso tan grande como ese.

No sabía que hacer, y ya no podía seguir escondiéndose en el departamento de sus padres.

Aspiró profundamente y cuando abrió la puerta, todo se le fue a negro y no recordaba nada más.

Se despertó acostada en el sillón del living con el rostro de su madre frente a ella y el de su padre, que tenía los ojos llenos de lágrimas.

—¿Estás bien? —le preguntó Sabine. Marinette la vio y se puso a llorar, abrazándola fuerte.

—Perdón, perdón —les decía una y otra vez.

—¿Qué pasa, hija? —preguntó Sabine, acariciándole la espalda para calmarla. Tom movió la mesa de centro y se agachó para abrazar a su pequeña.

—Lo que sea hija, cuéntanos —le pidió.

—Sé que les prometí que me enfocaría en mis planes, en crecer como profesional, pero no sé que pasó, se supone que Adrien no podía y ahora...

Sabine y Tom se miraron fijamente, sin poder evitar que la sorpresa invadiera sus rostros.

—¿Vamos a ser abuelos? —preguntó Tom con un nudo en la garganta producto de lágrimas que soltó en cuanto Marinette afirmó con la cabeza.

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