12: Infancia

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Adrinette April

El Real Yo

Infancia

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Tom sacó un libro del estante junto a la puerta y se sentó junto a Adrien en el sofá del living del departamento Dupain-Cheng.

—Mira —dijo, entregándole aquel libro, que resultó ser un álbum de fotos de Marinette de bebé, una sonrisa ladeada se formó en los labios de Adrien cuando observó la foto de su novia con una pequeña mata de cabellos oscuros en su cabeza y sus brillantes ojos azules—. Siempre ha sido una bebé tan bonita. Estoy seguro que mi nieta, será aún más.

—¿Nieta? —preguntó Adrien confundido. Si bien, habían ido al departamento después de la ecografía de Marinette, estaba seguro que no sabían aun el género del bebé.

—Es mi corazonada, muchacho —Tom se señaló el pecho—. Aquí siento que Marinette tendrá una niña, y será encantadora como sus padres.

Adrien lo miró con una sonrisa y luego, siguió pasando las fotos.

—Aún no lo hablo con Marinette, pero estaba pensando en que nuestro hijo no lleve mi apellido.

—¿Cómo?

—No me malinterprete —dijo, agitando su mano derecha rápidamente, por no haberse expresado bien—. No es que no fuera a reconocerlo, es que no quiero que lleve el Agreste, sino Graham.

—¿El apellido de tu madre?

—Sí —afirmó—. Le informé a mi padre del embarazo de Marinette y no me lo dijo directamente, pero sé que no cree que sea mío, porque supuestamente yo no puedo.

—¿Y tú dudas de mi Marinette también?

—Por supuesto que no —respondió, con el mismo tono de molestia con el que lo acusaban—. Conozco a la chica con la que estoy, además las fechas coinciden con el inicio de nuestra vida juntos. Nunca dudaría de Marinette, pero mi padre...

—¿De verdad no puedes tener hijos?

Adrien hizo silencio y siguió observando las fotos. No podía decirle a su suegro que era un senti-humano, que era un ser creado mágicamente y que, por eso, habían creído que no.

—Sabes —le dijo Tom, poniendo su mano derecha en el hombro de Adrien—, estuve investigando. Hay casos donde si existe estrés psicológico causando por un ambiente pesado y agotador, puede generar infertilidad momentánea. Quizás por el estrés que manejabas antes de liberarte de tu padre, era lo que hacía que tus exámenes fueran así.

—Seguramente —afirmó, tratando de convencerse que sería una buena explicación científica—. Cuando Marinette me contó que íbamos a hacer padres, me insistió en que hiciéramos una consulta y efectivamente, ya no tengo problemas. Por lo que, ojalá, éste no sea nuestro único hijo.

—¿Y ya pensaron como lo harán?

—Marinette y yo tomaremos el primer semestre en nuestras carreras como estaba pensado. Ya luego, cuando Marinette termine su periodo de postparto, yo me quedaré estudiando desde casa para cuidar de él.

—Pero...

—Sí, sé que se ofrecieron a cuidarlo, y se lo agradezco infinitamente —dijo con una sonrisa—. Pero, yo también quiero tener muchas fotos de su infancia, verlo o verla crecer, marcar cada uno de sus logros. Quiero darme ese privilegio que Marinette me está otorgando. Claramente, si es necesario aceptaremos que lo cuiden, o que comparta con ustedes para que lo disfruten.

—¿Creen que podrán?

—Tenemos que poder —contestó Adrien con determinación, observando una de las fotos del álbum, donde Marinette salía en brazos de Gina, bajo un árbol de cerezos—. Es nuestra responsabilidad.

Tom observó al muchacho en silencio y luego le dio una palmada en la espalda.

—Bien, pero solo no sean tercos, si necesitan ayuda, solo pídanla.

—Gracias, Tom —respondió Adrien con una sonrisa—. Haré todo lo que esté en mis manos para que todo salga bien, por los tres.

Marinette que estaba con su madre, detrás de la puerta que da al piso inferior, tenía los ojos llorosos por las palabras de ambos.

Sabine se apoyó en ella y la rodeó con sus brazos.

—Este bebé va a llegar al mejor lugar del mundo —susurró Marinette, apoyando su cabeza contra la de su mamá.

—Así parece.

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