19. Esgrima

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Adrinette April

El Real Yo

Esgrima

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Adrien ese viernes se había quedado a merendar en la casa de Marinette, haciendo tiempo hasta su clase de esgrima, la verdad de las cosas es que no tenía muchas ganas de volver a su casa y Marinette había estado tan ocupada que no habían podido compartir mucho tiempo juntos. Así que se autoinvitó. Por suerte, a sus suegros le encantaba que estuviera con ellos así que aprovechaba ese pequeño bug.

Marinette solo lo miraba, pero como también lo extrañaba, lo dejaba ser. Incluso, lo acompañó hasta el colegio para que pudiera tener su clase.

—¿Te quedas a practicar esgrima conmigo? —le preguntó tomándole la mano para que no se fuera.

—No puedo, Adrien —le dijo—, tengo cosas que hacer y...

—¿Por qué con Kagami puedes practicar esgrima y conmigo no? —la interrumpió con tono de protesta, soltándole la mano.

—Porque a mí me quiere más —comentó la japonesa con una sonrisa pasando por al lado de la pareja.

—¡Kagami! —exclamó Marinette avergonzada, pero ésta solo le sonrió, extendiendo sus brazos.

Adrien sintió de pronto, que sobraba, porque Marinette se acercó a Kagami y le dio un fuerte abrazo. ¿Qué se había perdido?

—¿Puedo saber qué pasa?

—Pasa, que aquí, Marinette —le explicó Kagami—, sin decirme, envió uno de mis dibujos a un concurso de artes y gané el primer lugar.

—Wow, Kagami —exclamó Adrien realmente emocionado—. ¡Felicitaciones! Sabía que tenías un gran talento.

—Gracias Adrien, sé que también creías en mí —agradeció con una sonrisa y luego, miró a Marinette—. Y no solo eso, ¿adivinan quién dijo que me iba a apoyar ahora?

—¡No! —exclamó Marinette tapándose la boca con ambas manos, cuando Kagami afirmó con la cabeza, Adrien no necesitó preguntar quién era, él también sabía que su madre no aprobaba nada de lo que tuviera que ver con el arte.

Cuando vio que ambas volvieron a abrazarse, Adrien pensó en voz alta:

—Son muy raras ustedes dos.

—¿Raras o tienes miedo de que Marinette te deje por mí? —le preguntó retadora.

—No tengo miedo —dijo, poniéndose en la misma pose retadora—. Soy —se señaló con el dedo pulgar— el amor de su vida, y eso no lo podrás cambiar.

—¿Estás seguro? —le preguntó, apoyando su cabeza sobre la de Marinette. Adrien, tomó a su novia del brazo y se la acercó a él para abrazarla.

—Sí, estoy seguro.

Marinette miraba a los dos con algo de temor, solo quería escapar de ahí, odiaba cuando se ponían en plan. «Quien quiere más a Marinette» aunque no podía negar que igual le divertía un poco.

—Bueno, ¿por qué no deciden quien me quiere más en un duelo de esgrima? —preguntó, haciendo que Adrien finalmente la soltara.

—Buena idea, Nette, voy a demostrarle a Kagami quien es el dueño de tu corazón —ante sus palabras Kagami solo se río.

—Prepárate para perder, Adrien, hoy te haré picadillo —y mientras ambos subían las escaleras del colegio mirándose con chispas competitivas en los ojos, Marinette esperó que ingresaran, para girar sobre sus pies y volver a casa.

Tenía que terminar con el encargo de Audrey para mañana sin falta, otro día, le daría una paliza a ambos en esgrima. 

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