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Adrinette April
El Real Yo
Si
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Marinette ingresó al departamento que compartía con Adrien, con los hombros caídos de lo cansada que se sentía y los zapatos de tacón en su mano derecha.
Dejó la llave en un pequeño cuenco junto al buro de entrada y la cartera colgada en la percha al lado de la puerta.
—¿Adrien? —preguntó, entrando al departamento— ¿Hola?
—¡Estamos en el cuarto de Emma! —lo escuchó hablar en un tono muy bajo.
Por aquel tono, indicaba que la pequeña estaba dormida. Entró primero al baño a lavarse las manos, y luego se encaminó hacia el cuarto de su bebé. Necesitaba la vitamina que le daban sus dos rubios favoritos para olvidarse del día agotador que tuvo en la oficina.
Ni siquiera tuvo que abrir la puerta, para ver como Adrien estaba acostado sobre la alfombra boca abajo, mientras que la pequeña Emma estaba acostada en la curvatura de la espalda de su padre, realmente muy cómoda.
—Hola —saludó Marinette, acomodándose la falda para poder sentarse sobre la alfombra de la habitación.
—Hola —respondió éste, mirando a su novia—. Mira, ¿no parece una gatita, toda acurrucada en mi espalda?
—¿Hace mucho que se durmió? —le preguntó.
—Hará una media hora
—¿Llevas media hora aquí? —dijo, preocupada, moviéndose para tomar a su pequeña en brazos. Emma no intentó abrir sus ojos, solo se acomodó contra el pecho de su madre, moviendo el chupete de su boca como si estuviera comiendo.
—En realidad, llevo más —contestó, girando para quedar boca arriba—. Me atrapó y ya no me quiso soltar. Y tú sabes —respondió, como si aquella fuera una confesión—... desde que aprendió a decir «Papá» me tiene en sus manos.
—Emma te tiene en sus manos desde que nació —respondió, acomodando a la bebé mejor en sus brazos para ponerse de pie—. Y no es culpa de ella, es tu culpa por ser tan fácil...
—Tengo debilidad por mis chicas, ¿Cuál es el problema? —insistió el chico con una sonrisa. Marinette negó con la cabeza, pero tenía una enorme sonrisa en sus labios.
—Eres tan...
—¿Irresistible? ¿Adorable? ¿El mejor padre que tu hija podría tener?
Marinette tuvo que aguantar la risa, mientras acomodaba a la pequeña en su cuna.
—Extraño —respondió finalmente.
—¿Extraño? Que palabra más interesante.
—Sí, eres extraño —afirmó, mientras le quitaba el chalequito que la niña vestía—. ¿Cómo la dejas dormir con este chaleco si es para...? —pero sus palabras murieron en sus labios cuando tras terminar de abrir la prenda, se encontró con una pregunta.
Inmediatamente, giró en busca de Adrien y se lo encontró ahí, a sus pies, extendiendo una cajita con un bonito y brillante anillo blanco en él.
—Marinette —respondió—, sé que hemos hecho todo de una forma muy extraña, siempre nos dijeron que éramos muy chicos para vivir juntos, muy chicos para ser padres, muy chicos para todo. Menos para salvar París.... —dijo, poniendo los ojos en blanco, pero enseguida se recuperó—. Pero aquí estamos, aun seguimos de pie. Te conozco hace seis años, llevamos cinco juntos y la pequeña Emma es la demostración de que ambos podemos, a pesar que pensábamos que sería imposible tener familia, y eso nos unió mucho más. No tiene que ser ahora, pero me gustaría que respondieras que sí, a la pregunta que nuestra hija te ha hecho.
Marinette apretó los labios para no llorar. Adrien siempre había encontrado la forma de emocionarla con sus palabras. Observó una vez más a Emma, su camiseta tenía escrito ¿Quieres casarte con mi papá?
Volvió a mirar a Adrien y afirmó.
—Sí, Adrien —confirmó—. Sí quiero casarme contigo, si quiero estar contigo en las buenas y en las malas como hasta ahora.
Adrien inmediatamente y con una enorme sonrisa en los labios, se puso de pie, tomando la mano de su, ahora, prometida y le dio un leve beso en los nudillos, antes de colocarle el anillo en él.
—Te amo, Marinette, gracias por hacer esto posible.
—Gracias a ti —le dijo, abrazándolo—. Por no rendirte. Y por estar por nosotras, siempre.
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Bueno, voy muy atrasada.
He pasado por unos episodios bien malos, así que ahora que ya estoy mejor, le vamos a darle power a este fic para poder ponerlo al día en los próximos días.
Gracias por aún estar aquí.
Aquatic~
09 de Abril 2022
ESTÁS LEYENDO
El Real Yo
Hayran KurguMarinette pensó que al compartir el peso de su maletin con Adrien, las cosas iban a mejorar, pero estaba completamente equivocada. Buscando la forma de disfrutar el sentimiento bonito que comparte con el chico, tiene que seguir malabareando con obst...