14: Anticuado

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Adrinette April

El Real Yo

Anticuado

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Marinette sabía que, si alguien podía aconsejarlos en lugares económicos y clásicos de París, era su abuelo.

Rolland Dupain, adoraba a Adrien después de pasar la prueba del pan, pues había usado la masa clásica, la misma que él había perfeccionado y con eso fue suficiente para que lo aceptara como un nieto más.

Además, el chico tenía mucho conocimiento de cosas antiguas, de hecho, sabía reconocer muchos de los objetos que tenía en la casa, sin necesidad de que él le indicara de que se trataba.

No podía negar que le encantaba, y ver el amor y el cuidado que tenía sobre su querida nieta, ¿Qué más podía pedir?

Así que cuando fueron a pedirle ayuda para encontrar un lugar para que el chico pueda vivir, Rolland los guio hasta un pequeño grupo de edificios, a dos cuadras de donde vivía, la gente estaba en la calle conversando con los demás vecinos y no tardaron en saludar a Rolland en cuanto lo vieron.

—Buenas tardes, Solange, ¿aun tienes desocupado uno de tus departamentos? —le preguntó, a la mujer de cabellos enrulado, sostenido por un pañuelo.

—Sí, queda uno —le respondió, y entonces Rolland le mostró a Adrien.

—Mi nieto está buscando uno lugar donde hospedarse y sé que estará seguro aquí, y no está lejos de mi casa por cualquier cosa que necesite.

—No sabía que tenías nieto, Rolly —le dijo la mujer de forma coqueta y Marinette con Adrien compartieron miradas cómplices, pues la señora estaba filtrando con él.

—Es la pareja de mi pan de azucar —le indicó. Marinette y Adrien volvieron a mirarse, claramente Rolland había esquivado el coqueteo como un master. Marinette era consciente que, a pesar de la separación, su abuelo aun amaba mucho a su abuela.

Marinette y Adrien siguieron a la señora hasta el quinto piso, el más alto del edificio, cada piso tenía seis estudios, y Adrien tenía el 502.

Ingresaron y observaron el lugar, realmente era un monoambiente de 20metros cuadrados. Tenía la cocina apenas entraba, el baño enfrente. Ingresando un poco, encontrabas la mesa del comedor y la cama. Estaba completamente amueblado, salvo por el colchón de la cama.

—¿Cuál es la renta? —preguntó Adrien observando cada cosa del lugar. No era muy grande, pero para él solo estaba más que bien.

—La renta es de 800 euros —le indicó—. Sin contar agua, luz o internet, eso se costea aparte.

—Entiendo.

—El contrato se hace por un año, por lo que sería un pago de 9.600 euros —le indicó—. Supongo que Rolland será el garante, ¿verdad?

—Por supuesto —dijo éste, sin dudarlo—. Si Adrien está de acuerdo, podríamos ir de inmediato a tramitar el contrato.

—¿Adrien? —Marinette lo vio dubitativo, así que les pidió un minuto a ambos adultos y lo llevó con ella al balcón del edificio— ¿Qué pasa?

—No tengo esa cantidad de dinero ahora —comentó, con dudas—, mi padre me pasará los dos mil recién a fin de mes.

—Pero, ¿el lugar te gusta?

—Es acogedor, tiene un toque anticuado que se siente cálido —dijo, observando el paisaje frente a él—. Me gusta la vista y además estoy cerca de la casa de tu abuelo. No me sentiría tan solo, y la señora parece agradable.

—Bien —exclamó tomándole la mano—. Entonces, vamos a comprar ese colchón que falta, mantas para la cama y todo lo que necesites. Marinette paga.

—¿Cómo?

—Sí —afirmó—. Déjame ayudarte, en vez de pagarle a la señora cada mes, me lo devuelves a mí.

—¿Pero tienes dinero?

—Claro que sí —dijo, con una sonrisa—. No he gastado nada de lo que he ganado con Audrey, ni lo que he ganado en la venta de accesorios de mi blog. Mis padres me dijeron que simplemente lo ahorre para pagarme los estudios de la academia de Moda cuando salga del lyceé.

—¿De verdad harías eso por mí? —preguntó sin poder evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.

—Por supuesto —le dijo, tomándolo del rostro—. ¿Aun lo dudas?

Adrien cerró los ojos y se dejó acariciar por Marinette.

—Bien, hagámoslo.

—Bien —tomó su mano y volvieron a ingresar al departamento—. Tomará el departamento.

—Genial —dijo la señora Solange—. Entonces, prepararé los papeles.

Adrien tomó la mano de Marinette y se la apretó sutilmente en agradecimiento. No tendría vida para agradecerle todo lo que ella hacía por él.

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