17. Cartas de Amor

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Adrinette April

El Real Yo

Cartas de Amor

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Marinette había pasado todo su embarazo bastante tranquilo, hasta que el vientre donde crecía la pequeña Emma, empezó a ser un verdadero dolor de cabeza para ella, para Adrien y quien la viera. Porque si, por naturaleza, ya tenía poca estabilidad, ahora con el peso extra, era realmente como una perinola que no sabía para que lado se iba a caer, aunque, misteriosamente, o quizás, la suerte de tener a los kwamis de su lado, permanecía de pie, en todas las ocasiones.

Pero, aun así, no evitaba que estuviera siempre al borde de golpearse con la mesa, un mueble. Adrien pasaba la mayor parte del tiempo con el corazón en la boca, pero nunca tanto como cuando Marinette le dijo que ya era hora.

Para alegría de todos los presentes, Marinette no tuvo mucho problema en traer a su hija al mundo, por lo que descansaba en una habitación de una clínica de París, mientras Adrien en un ataque de histeria, había solicitado que le hicieran a la bebé exámenes de todo tipo para descartar que tuviera algún problema por su condición como hija de un senti-humano.

Marinette solo podía verlo con una sonrisa, realmente estaba tan embobado con la niña, que apenas se la pasaba para que pudiera comer. Y entre todas las visitas que recibía, solo podía estar a solas con su bebé en la noche, cuando las visitas se acaban y todos, incluido Adrien, debían ir a descansar.

Ella miraba a su pequeña sin poder creer que fuera real, que aquellos sueños de adolescente, donde tienes un hijo con el crush de la escuela fuera realmente algo posible. Pero ahí estaba, frente a ella, Emma Graham Dupain-Cheng.

Marinette acostó a la niña en cuanto se durmió en su cuna y buscó bajo la almohada un cuaderno que había traído junto a sus cosas.

Las hojas estaban divididas en dos colores, la primera tanda tenía un borde tono rosa pastel, mientras que las segundas, un tono menta.

Lo había empezado a escribir en cuanto le confirmaron las sospechas de su padre y efectivamente, esperaba una niña. La parte rosada, era hacia Emma, la parte verde era para Adrien.

Ahí dejaba cada uno de sus pensamientos hacia ambos, eran como pequeñas cartas de amor diarias, expresando que sentía, como veía cada nuevo día y como había cambiado su vida.

Que el verdadero desafío empezaba ahora y solo podían lograrlo juntos, los dos por los tres.

Marinette acarició la mejilla derecha de Emma, imaginándose la cara de su pareja, en cuanto leyera todo aquello que había escrito.

—Debes prepararte, Emma —le susurró—. Tu padre es realmente alguien muy pero muy emocional... pero sin duda, será el mejor padre que pude darte.

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Voy a subir este como extra, porque me imaginé la escena tan bonita...

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Gracias por leer.

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Aquatic~ 

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