Capítulo 1

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Un niño corría desesperado huyendo del peligro, su cabeza estaba vendada al igual que partes de su cuerpo, chocó contra una mujer casi haciéndola caer.

— ¡Hey! ¡Mocoso como te atreves a chocar contra mi señora!

El niño miró asustado a la mujer vestida de sirvienta que gritaba grosera junto a una dama que poseía un bastón rojo. Escuchó a alguien gritar y se asustó escondiéndose tras la dama.

Quien gritaba era un campesino ebrio que corría tras el niño.

— ¡Oye! ¡No te acerques borracho asqueroso! — la sirvienta empujó al borracho que corría tras el pequeño — ¡quítate o te corto la cabeza! — comenzó a desenvainar una espada — Pide perdón a la noble octava Wen.

— ¡La... la noble octava Wen! — se arrodilló — ¡pido perdón, perdone mi vida, tengo hijos, esposa enferma y mis padres ya no pueden trabajar por su edad!

La "octava Wen" sintió el temblor del pequeño asustado, suspiro cansada, palmeo la cabeza del niño para calmarlo.

— Rue Hang, has llamado la atención.

— Pero señora...

Ella frunció un poco asustando a la sirvienta que guardó su arma.

— La gente aquí es muy curiosa — miró un poco a las esquinas logrando que los transeúntes finjan no saber nada. Ella arregló un poco su cabello y sonrió con inocencia con un mal escondido que atemoriza y logra que el ambiente se vuelva tenebroso. Su atención regresó al pequeño — niño, ¿tus padres?

El pequeño alzo la mirada y negó con la cabeza dejando desconcertada a la mujer.

— ¿Sabes quién es este hombre?

— Emmm — respondió inquieto y con muy baja voz logrando que Rue Hang y la Wen se acomoden para escuchar — un cliente de la casa de las flores...

— ¿Pero aquí no hay una floristería? — Respondió la sirvienta Rue Hang inocente — ¿o no la vi antes? Que raro.

—Hay una cerca, Rue Hang —respondió la Wen — habla del burdel.

Rue Hang se sorprendió de inmediato y susurro al oído de la Wen.

— Señora no diga esas palabras o haga saber que conoce de la existencia de uno de esos negocios en su tierra.

La mujer ignoró a su sirvienta, caminó con el niño sujeto firmemente en su ropa, ignorando ese actuar habló.

— No podemos regresar con este clima, lloverá, entremos a un hospedaje.

— ¿Pero no dijo que quería regresar a la mansión? — respondió uno de los olvidados discípulos que le acompañaban.

— ¿Te atreves a cuestionar a nuestra dama? ¿Estás loco? ¡Vamos a un hospedaje! — respondió la sirvienta dándole un golpe en la cabeza al discípulo.

Estando dentro de un hospedaje la Wen pidió que le trajeran un médico cercano y un banquete. Claro que también pidió privacidad a los dueños del lugar y pagó mucho por ello.

Alimento al niño mientras le preguntaba quién era, pero este sólo decía no saber nada más que un nombre que cree es suyo.

Dejó al pequeño jugar en la habitación rentada y ella se encargaría de buscar un poco de la verdad.

— No me gusta dar vueltas y peor las mentiras — tomaba té asustando al hombre que había pasado la borrachera.

— Yo, es vergonzoso.

— ¿Quieres tratar con mi sirvienta? Quiero ser benévola, pero...

El hombre gritó asustado, contó que había pagado una noche con una dama en una casa de doncellas y que el niño servía el té, le había llamado la atención y quería pagar su primera noche.

MANO CALIDA (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora