Prólogo

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Años atrás.

Ser la nueva no era divertido, la mayoría de sus compañeros se le quedaban mirando con curiosidad, pero ninguno se atrevía a acercarse a la pobre chiquilla desolada en una banca del patio del instituto.

A ella le gustaba su escuela anterior, ahí tenía amigos, nunca se quedaba sola durante los y no tenía que usar un horrible uniforme que amenazaba con ahorcarla.

No podía quejarse, era normal que le rehuyeran como si apestara a zorrillo, había hecho todo lo posible para que su padre no lo llevara a ese lugar que, más que colegio, parecía un castillo embruja-
do. Ninguna táctica le funcionó. En la entrada, a eso de las ocho de la mañana, se había atrevi- do a hacer un berrinche, lloriqueando, gritando y haciendo pucheros, poco le faltó para tirarse al suelo y patalear. Lo único que consiguió fue un coscorrón en la cabeza de parte de su progenitor, las miradas reprobatorias de los profesores y las risas burlonas de los alumnos.

Lanzó un suspiro cargado de resignación, apoyó los codos en sus rodillas inclinándose hacia adelante y enfocó el suelo.

De pronto, sintió una presencia a su costado. Alguien se sentó a su lado, y por el rabillo del ojo vio a una chica con un videojuego portatil. Llevaba el mismo uniforme que ella, el cual consistía en un ridículo overol que terminaba en una falda, una camisa blanca y una boina de cuadros azules en la cabeza.

Se propuso ignorarla. Aunque, ¿qué hacía ahí, de todas forma, Era su banca, ella se había sentado primero.

-Hola -dijo la niña desconocida sin despegar los ojos de su juguete.

Pero _______ no contestó, sino que se arrastró hasta quedar en la orilla opuesta del asiento con casi medio cuerpo fuera. Si no entendía que no quería charlar con ella significaba que era tonta.

-¿Quieres jugar? - insistió la jovencita, bajando el videojuego para poder concentrarse en la otra, intrigada por el mal humor de la recién llegada, quien hizo como si no hubiera dicho nada. En lugar
de molestarse, a Lauren le pareció muy divertido, no era como el resto, por lo que chasqueó la lengua y se mordió el interior de sus mejillas para no sonreír. -Es que te da miedo porque no podrás superarme, ¿verdad?

Aquellas palabras fueron como dinamita, ______ se giró y se estiró para arrebatarle el dichoso juego.
¡¿Pero qué le pasaba a esa chica?! ¡La iba a superar como que se llamaba _______ O'Connell! Y lo hizo, venció a Lauren Jauregui en esa ocasión, por lo que al día siguiente se encontraron en el mismo sitio para la revancha, y el día siguiente y el siguiente...

Al final la excusa se quedó en el pasado y sin darse cuenta se convirtieron en mejores amigas.

La Sintonía de los Colores (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora