Uno

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Pasó la agujeta hacia el lado contrario y por debajo de la otra apretó. Formó un moño bien calculado y volvió a apretar. Repitió el procedimiento dos veces más porque su madre siempre le había dicho que era más seguro de esa forma. Si aseguraba las agujetas habría menos posibilidades de que cayera.

Sabía que solo estaba retrasando la tortura, ella prefería pasar el rato en lugares más tranquilos, quizá leyendo un libro de Dickens o continuando ese ejemplar de Los hermanos Karamazov que descansaba en su mesita de noche porque había sido su propósito de Año Nuevo; pero el legado de su familia aseguraba que tenía buenos genes para el básquetbol. Genes o no, sus sentimientos hacia dicho deporte casi rayaban el odio. ¡A la mierda los genes!

Hizo una mueca y chasqueó la lengua con resignación. Por más que quisiera huir o esconderse en la cueva más recóndita del planeta, no podía hacerlo... o, más bien, no le dejaban abandonar el baloncesto, sería como insultar a sus ancestros, y lo que menos quería era enervar a su padre con algo tan estúpido como eso.

Relamió sus labios agrietados en un vano intento de darse valor, a ella no le gustaban esas cosas; no obstante, su padre estaba poniendo demasiada presión sobre sus hombros. Para sobrellevar sus problemas no existía otra alternativa más que salir a la cancha, aunque terminara haciendo el ridículo, como cada vez que lo intentaba.

No deseaba levantar sospechas en un hombre que sospechaba de todo, era una cruz que no estaba dispuesto a cargar. ______ sabía perfectamente quién era, pero todavía era muy dificil para ella aceptarlo delante de la gente.

No podia decir con exactitud como de habia dado cuenta de que era diferente al resto de sus compañeros. Un recuerdo cruzó su mente, jamás olvidaría ese momento:

Por órdenes de su padre tuvo que hacer la prueba para en. par al equipo de básquetbol, pues él aseguraba que era la mejor actividad extracurricular y que debia seguir la costumbre de la familia.

Aceptó el desafío porque sabía que era un asco y que no le darían la entrada, jamás se le cruzó por la cabeza que Lauren -quien ya era parte del equipo-hablaría con el entrenador y darta buenas referencias de ella. No le dieron un puesto, pero si la convirtió en suplente. No le reclamó a Laur porque no lo había hecho para molestarla, pero sin duda alguna detestaba cada minuto que pasaba en el entrenamiento, y peor todavía en los juegos.

Su cuello era un mar de sudor; la camiseta mojada se le pegaba al cuerpo, necesitaba darse urgentemente una ducha. No obstante, se quedó en el exterior de los vestidores de las chicas, esperando que el tumulto de jovencitas saliera.

Siempre que pasaba eso se sentía como una idiota, pero era eso o enfrentar la tortura de observar los cuerpos desnudos de sus compañeras, que tenían las hormonas tan alborotadas como las suyas.

Lauren se ubicó junto a ella mirando hacia la entrada.

-No me digas que sigues pensando esa estupidez -dijo la chica al tiempo que se secaba el sudor que le salia a borbotones.

_______ le habia echado una pequeña mentirilla para que dejara de preguntarle por qué no entraba, se aseaba y listo. Le dijo que era insegura y no queria que las además la vieran.  Nada más alejado de la realidad.

-Pues sí -se limitó a decir. Esperó que Laur entrara, cosa que no hizo. Tragó saliva con nerviosismo y le dio una mirada de reojo, su amiga la estaba observando con atención. -¿Qué?

-Tienes que superar tus miedos, _____ -respondió. -A lo mucho se burlarán, luego se reirán de otra, no te lo tomes como algo personal.

Iba a responder, pero la ojiverde afianzó su codo y la arrastró. Abrió los párpados con horror, ¡infiernos! Se zangoloteó para que la soltara, incluso clavó los talones en el suelo. Nada funcionó. Terminó en el interior de los vestidores, respiró hondo para tranquilizarse y se obligó a no mirar. Afortunadamente todas estaban en las duchas, se desinfló. La calma duró poco, pues su más terrible pesadilla sucedió, Laur se quitó la playera sudorosa y después los shorts junto con las bragas.

La Sintonía de los Colores (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora