Once

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En toda su existencia jamás se había sentido tan miserable. Después de que Lauren saliera corriendo como un colibrí asustado, se sentó en el mismo lugar de antes y comenzó a reprocharse, apretó los párpados para no echarse a llorar. Estaba asustada hasta la mierda, seguramente Lolo la odiaba tanto que nunca más le hablaría, ¿qué iba a hacer sin su compañera? Todo por no controlarse, fue demasiado lejos y ahora iba a pagar las consecuencias.

Dos días después se sentó en la mesa del comedor para desayunar, su padre la miraba y ella supo que algo rondaba su mente, decidió ignorarlo y mirar fijamente el plato lleno de huevos.

El camino a la escuela no fue mejor en absoluto, mucho menos cuando llegó y un montón de cabezas se giraron para verlo. Muchos murmuraron mientras se dirigía con pasos apretados y el alma en los talones a su casillero.

Nunca le gustó sentirse observada, ¿y si les había contado que era lesbiana? ¿Qué tal que Lauren estaba tan molesta que había decidido contarles eso a todos? El corazón le dolió y el miedo cavó en lo más profundo de su organismo. No, no, ella no haría algo asi, ella nunca la lastimaría, aunque estuviera furiosa.

Se dio la vuelta para dirigirse a clases, pero tres chicas le obstruyeron el paso; Camila Cabello sonreía con malicia frente a ella.

-Ahora que ya no estás en el equipo podemos darte lo que mereces -dijo mirando a sus amigas. ________ apretó los puños, no estaba de humor para soportarlas, solo quería esquivarlas, pero Camila se interpuso de nuevo y la empujó golpeando sus hombros.

-No te metas conmigo -advirtió entre dientes, antes de que la cubana se le lanzara queriendo propinarle un puñetazo, sin esperar que la otra reaccionara.

La pelinegra no iba a dejar que la golpeara. ¿Quería pelear? Pues pelearía. Le agarró el puño antes de que llegara a su rostro y, de un solo movimiento, giró el cuerpo de la pequeña. La arrastró hasta que la mejilla de la chica se estampó en el metal del casillero, al parecer sus amigas la habían dejado, pues nadie hacía nada para defenderla.

-Te advertí que no te metieras conmigo, no hagas que te corte los pechos -dijo _______ con enojo.

Camila lloriqueó cuando apretó el agarre, mantenía el brazo doblado detrás de su espalda, lo retorció una vez más antes de soltarla y largarse dando pasos largos. Camila podía ser más pequeña que ella, pero tenía una actitud de tigre.

Como era de esperar, Lauren la ignoró todo el día, no le dio siquiera una mirada de reconocimiento a la hora del almuerzo. A la más alta le estrujó el corazón cuando la vio con Tony, estaba contenta y le sonreía, también la besaba, y él la llevaba rodeada de la cintura.

No podía dejar de mirarlos, aunque fuera masoquista, y se sintió como una intrusa, ¿qué había sido lo del otro día entonces? ¿Una confirmación de sus sentimientos por él? ¿Así iba a acabar todo entre ellas dos?

Le dolió como el inferno porque no pudo comer ni estar en paz desde que había salido de su casa corriendo, no podía dormir, ni siquiera podía discutir con su padre. Nunca se había sentido tan sola; y mientras todo esto se arremolinaba en su interior, la ojiverde estaba disfrutando de su noviazgo como si no hubiera pasado nada.

Pero todo era parte de ser su amiga, ¿no? ¿En qué mundo había cabida para sus esperanzas? Se talló el rostro al ver cómo lo besaba, así que decidió irse antes de que el alumnado se percatara de que dichas escenas la estaban destrozando. Se fue sin siquiera llevarse la bandeja con la comida que no había tocado.


*****


La vio salir de la cafetería luciendo como alma en pena, _______ se veía realmente desolada y ella quiso ir a consolarla. ¿Estaría bien? ¿Estaba mal por lo que había pasado? ¿Había peleado con su padre otra vez? Esas y muchas preguntas más se formaban en su cabeza, se alejó un poco de Tony porque empezaba a asfixiarse.

Los días sin su mejor amiga habían sido un infierno, de alguna manera la pelinegra le recordaba que las cosas verdaderas existían, no tenerla alrededor hacía que las horas fueran más pesadas. Luego se encontraba centelleando en su mente el pensamiento más importante: el día que la tuvo pegada a su cuerpo. No había parado de recordar ese momento, todas las noches en la penumbra de su habitación se tocaba, se acariciaba en secreto pensando en ________. Se le secaba la boca al rememorar lo caliente que había sido el encuentro, la sensación de su saliva en su labio, el calor de sus manos cuando le había apretado el trasero para restregarse.

Por más que intentara negarlo, le había gustado...... O eso creía. Tenía pánico de aceptar lo que estaba ocurriendo, ¿eso quería decir que era gay también? ¿Bisexual? ¿Qué mierdas?

Estaba pasando por ese conflicto de aceptación, y a pesar de que quería ir con ella, no lo hizo porque las ideas en su mente eran una maraña. ¿Qué pensaría la gente si se enterara? ¿Su madre se decepcionaría? ¿Y su abuela? ¿Qué pasaría con el equipo?

Para ella jugar a baloncesto era vida, y estaba segura de que no aceptarían a una tipa que se metía con otras mujeres. Quizá la curiosidad se debía a que era algo nuevo para ella, pues acababa de enterarse de la homosexualidad de su mejor amiga, de aquella con la que había compartido charlas sobre chicas, tal vez por eso estaba tan confundido.

Y a pesar de que quería que fuera eso, en el fondo sabía que no, que lo que pasó en la casa de la más alta le fascinó, y que ella había casi rogado para que pasara, que su cuerpo temblaba porque quería que sucediera de nuevo.

Más tarde entró a la biblioteca para hacer una tarea antes de ir al entrenamiento, buscó un cubículo vacío y sacó sus útiles para luego ponerse con la labor. No llevaba ni diez minutos cuando un cuerpo femenino entró y se dejó caer en una silla cercana.

El corazón le dio un brinco violento al ver a _______ sentada frente a ella, era lo más cerca que habían estado desde aquel día. Lauren quería estirar la mano para tocarla; pero se quedó quieta y la contempló. De verdad lucía demacrada, tenía ojeras debajo de los ojos, y sus comisuras estaban abajo, el brillo apagado de sus ojos le dijo que estaba triste.

-Yo... No sucederá de nuevo, siento lo que pasó -esto no le gustó, pero no dijo nada, siguió en silencio contemplando el movimiento de los labios de su amiga, casi como si estuviera hipnotizada. ¿Ella sentiría algo al verla? Ya una vez dijo que no le atraía, ¿eso podía cambiar? ¿Quería averiguarlo? -Por favor, prométeme que no dirás nada.

Ella deseo de besarla se disipó, la miró con estupefacción, se dijo que debía tranquilizarse, pero sintió que el enojo lo cruzaba para partirla en dos.

-¿Después de lo que pasó vienes a decirme eso? ¿En serio? -la chica no respondió nada, hasta lucía sorprendida de verla molesta. -¿Después de inmovilizarme y restregarme tus pechos me dices que no pasará de nuevo? ¿Estás dudando tanto de todos estos años de amistad y de secretos guardados que crees que voy air a traicionarte? ¡Vaya! ¡Gracias por la confianza!

Empezó a guardar sus cosas con premura, arrojó los lápices y las plumas a su mochila molesta, juntó las hojas desordenadas en la mesa y las metió en un cuaderno.

-Estás enojada, Lolo - susurró la otra aclarándose la garganta, como si aquello fuera una verdadera razón para dudar de ella.

-Ya he estado enojada antes, dime cuándo te he fallado.

Y sin más salió del cubículo, no sabía por qué estaba tan molesta, no estaba segura de que solo fuera porque dudaba de la confianza que habían construido desde que ran niñas, también calaba que ella no quisiera repetir y lo dijera como si no hubiera significado nada, cuando para la ojiverde era una puerta abierta que le permitía entrar a un mundo desconocido, placentero y abrumador.

La Sintonía de los Colores (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora