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«Prometida»

Era la palabra que resonó en la cabeza tanto de Hiccup como de Astrid, fue como un balde de agua con hielo que les lanzaron desprevenidamente.

-¿Y bien?- la voz de la reina Valka los trajo de vuelta a la Tierra- ¿No vas a saludarla, Hiccup?- insinuó entre dientes y señalando con sus ojos a la princesa y heredera de Escocia.

El heredero de Inglaterra la observó fijamente por unos segundos. Era muy guapa, debía admitirlo, pero tampoco lo era tanto como su novia. Rubia de ojos azules, alta, con los pómulos marcados y el color azul de sus ojos era más opaco que el de los de Astrid. Portaba una postura digna de una futura reina, tenía el porte perfecto para su familia. Sin duda era un buen partido, pero por más que intentó ver algo en que supere a la menor de los Hofferson, no lo encontró.

Su corazón ya tenía una portadora y esa era Astrid Hofferson.

Sin embargo, su cuerpo se tensó al sentir cómo ella se alejó rápidamente de él y caminaba por donde llegaron a paso muy apresurado.

-¡Astrid, espera!- exclamó de inmediato, giró sobre sus talones y corrió detrás ella, para desconcierto de sus padres. Mientras Jack y Elsa observaban la escena con preocupación, la peliblanca estaba a punto de salir corriendo tras su hermana menor, pero decidió que Hiccup se encargara de esto.

-Sal de mi camino, Hiccup.- dijo la rubia con una mirada desafiante en cuanto el castaño pudo colocarse frente a ella y le cerró el paso- Vuelve allá, tu prometida está esperándote.- indicó con un tono déspota en su voz.

El príncipe no pudo evitar esbozar una sonrisa divertida en su rostro, en todo el tiempo que había convivido con la Hofferson, no fue difícil darse cuenta lo impulsiva que puede ser.

-Ella no me interesa, Mi lady.- dijo con tranquilidad, la tomó de los hombros y luego comenzó a descender sus manos por los brazos de ella, hasta entrelazar sus dedos.

-¡Pero la princesa Camicazi es perfecta!- exclamó histérica- Es hermosa, seguramente inteligente, joven, heredera de un reino y ha tenido entrenamiento para casarse con un futuro rey. ¡Yo no!  Lo único en lo que podría competir con ella es en juventud.- objetó bajando la cabeza para no hacer contacto visual con él.

-¿Acaso bromeas? Tú eres perfecta para mí. Tú eres mucho más hermosa que Camicazi, eres muy inteligente, eso ya me lo has demostrado, por todos los libros que te has leído y tu manejo en la empresa de tu familia. ¿Qué me importa si es heredera de un reino? Inglaterra tiene varios convenios con Escocia, no necesitamos unir ambas naciones. Y respecto al entrenamiento, eso sí debes de empezarlo ahora, tienes que cambiar ciertas cosas para ser mi futura esposa.- dijo cambiando su tono de voz a uno más serio en la última parte, Astrid cambió su enojo a una expresión de confusión ante sus palabras, mientras él reforzaba más su agarre en sus manos, pero luego soltó una de ellas para llevar sus dedos a su mentón y levantarlo con gentileza- Yo te elijo a ti y sólo a ti.- confesó mirándola a sus bellos ojos.

Astrid se sonrojó ante sus palabras y, olvidando lo que dijo con anterioridad, ella levantó sus manos hasta las mejillas del ojiverde y las acunó para luego besarlo, él correspondió rodeando su cintura. Cuando se separaron, ella lo abrazó por el torso y recargó su rostro en su pecho, Haddock besó su cabello, antes de apoyar su mejilla derecha sobre su cabeza.

-Pero tampoco sé usar esos vestidos largos y elegantes que usa la realeza.- murmuró ella con diversión y ambos rieron.

-Ya aprenderás.- confirmó el príncipe- Además, aún no te he pedido que seas mi esposa.- recalcó.

-Bueno, algún día lo harás, ¿no?.- murmuró ella. Pero se decepcionó al no obtener respuesta de Hiccup.

-Si me disculpas, tengo un asunto el cual arreglar. ¿Me esperas?- le preguntó separándose y ella asintió.

^MY LADY ASTRID^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora