^MY LADY ASTRID^

^ Epílogo ^

Hiccup no podía creer lo que estaba pasando, había visto cómo el vehículo donde estaba su esposa fue chocado con ferocidad contra la pared del túnel del Alma y de ahí salió corriendo hacia el principal hospital de París, donde anunciaron por las noticias que era el lugar donde llevarían a la princesa.

En las noticias dijeron que el chófer perdió el control del vehículo, pero él claramente sabía que fue a propósito. Mérida mandó a matar a su esposa

Obviamente, la noticia del terrible accidente automovilístico fue difundida a la velocidad de la luz, cada rincón de Francia ya rogaba por el bienestar de Astrid y luego el mundo entero lo hacía.

Zephyr y Nuffink fueron los últimos en enterarse, pues su padre no los había llevado al hospital y ambos se levantaron por todo el bullicio que había en su mansión. Toda la servidumbre hablando del accidente y sobre cómo podría estar su madre. El rubio fue el que más se asustó, apenas su niñera personal les explicó con sumo cuidado lo que ocurrió, el niño sufrió un ataque de nervios y pánico, comenzó a llorar e hiperventilarse. Su hermana trataba de calmarlo, mientras que le traían un té tranquilizante, pero Nuffink no podía calmarse, temía por la vida de su madre.

-Nuff, tranquilo hermanito, por favor.- le pedía la castaña una y otra vez.

-¡No! ¡Mi mamá! ¡Quiero ver a mamá!- rogaba el pequeño entre sollozos y un llamado descontrolado.

Zephyr lo abrazó con más fuerza, fue ahí cuando al fin le trajeron el té y ella hizo que su hermano menor lo bebiera.

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Regresando con Hiccup. Él ya había hablado con el líder del grupo de doctores que atendieron a la princesa de Gales, pasaron varios horas en sala de operaciones, haciendo verdaderos milagros para salvarle la vida. Pues ella tenía unas cuantas fracturas, pero la más importante fue la de su costilla la cual está sobre su corazón, pues por el impacto, esa misma se quebró en dos y uno de los extremos se incrustó en su corazón ligeramente, provocando una hemorragia interna. Poniendo en un gran riesgo su valorada vida.

El ojiverde simplemente no podía creer que esto le esté pasando a una de las personas más humildes, amables y generosas del todo el planeta. Su esposa era la mejor persona del mundo y no se merece pasar por todo lo que ha pasado en la vida, mucho menos este atentado contra ella.

Él había fallado en su misión de protegerla y ahora ella pagó las consecuencias y su luz se apagó.

-¡No! ¡No! ¡No! ¡NOOOOO!- gritó el príncipe de Inglaterra una y otra vez, golpeando una de las paredes del hospital, hasta hacerse daño.

Varios doctores tuvieron que ir a reducirlo en el piso, antes de que se siga lastimando, pues ya tenía sangre saliendo de sus nudillos. Sin embargo, este dolor no se lo quitaba nadie.

Su amada esposa perdió a su tercer bebé y está en un temible y grave estado de coma. Y ni un doctor puede estar seguro de que alguna vez ella vuelva a despertar.

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A la mañana siguiente...

-¡Tía Elsa, Tío Jack!- exclamó Zephyr en cuanto sus tíos llegaron a su mansión en Francia, pues apenas la hermana mayor de Astrid se enteró del accidente de su hermana, no dudó en viajar para poder verla.

-¡Zeph!- dijo la Hofferson envolviéndola en un fuerte abrazo- ¿Cómo están tú y tu hermano, pequeña?- preguntó, pero la pequeña ojiazul negó con la cabeza y sus ojos se cristaizaron.