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10 Años después (1997)...

Era un 30 de Agosto de 1997, el príncipe Hiccup y la princesa Astrid habían decidido tomarse unas vacaciones en Francia, específicamente en París.

-¡Papá, papá!- un niño rubio de 11 años de edad corría hacia el salón donde estaban su padre y su madre, siendo seguido por su hermana mayor de 14 años.

-¡Hey, qué hay, campeón!- lo saludó Hiccup en cuanto Nuffink ya estaba al lado de su escritorio.

-Papá, vinimos a París por unas vacaciones, deja esos documentos.- le reclamó el menor- Dijiste que íbamos a jugar algo de fútbol.- recordó, antes de hacer un puchero.

Astrid, quien estaba pintando un cuadro de la hermosa vista que tenían desde su mansión a la Torre Eiffel, sonrió con ternura al ver las expresiones de su segundo hijo.

-¿En serio?- preguntó Zephyr ofendida- ¡Yo también quiero jugar!- exclamó sentada en el sillón para una sola persona.

-Está bien, está bien. Todos iremos a jugar, pero recuerden que su padre ya no está tan joven.- les dijo el castaño con una leve sonrisa, pues ahora él tenía 48 años, mientras que su esposa 36 años- ¿Tú vienes, amor?- le preguntó a Astrid.

La princesa de Gales dejó de pintar para voltear a verlo.

-Termino con esto y los alcanzo en el jardín.- le contestó con una gran sonrisa, ella podría decir que su vida era perfecta, prácticamente lo tenía todo. El mundo la amaba por su buen corazón, tenía una familia maravillosa, ayudaba a quienes más lo necesitan sin restricciones, sus suegros ya la aceptaban al 100%.

Ahora no tenía diferencias con nadie, o al menos eso era lo que ella creía.

-Entonces, te estaremos esperando, mamá.- avisó su hija para luego salir corriendo junto a su hermano hacia el jardín, mientras que su esposo le dedicó una última sonrisa, antes de seguirlos.

-Cómo los amo.- murmuró la Hofferson para sí misma, al mismo tiempo que remojaba su píncel en su pintura para seguir con su cuadro.

No pasó mucho tiempo cuando ella por fin acabó, incluso podría ver a través de sus puertas de cristal que daban hacia el balcón, cómo Zeph y Nuff trataban de meterle un gol a su papá. Sin embargo, cuando ella estaba limpiando lo que usó, una persona habló tras de ella.

-Permiso para entrar, princesa.- habló uno de los guardias más cercanos a su esposo.

-Claro, adelante, Richard.- concedió la ojiazul girándose para verlo- Pero Hiccup no está aquí.- agregó.

-No necesito hablar con el príncipe, sólo entregarle esta carta.- informó el hombre enseñándole una carta y dejándola en el escritorio del ojiverde.

-¿Una carta? ¿Aquí en Francia?- preguntó ella extrañada.

-Oh, princesa, la familia real tiene conocidos en todas partes del mundo, no sólo en Inglaterra.- comentó él mostrando una pequeña sonrisa- Con permiso.- hizo una reverencia, antes de salir.

Mientras que Astrid por su lado, se acercó al escritorio para observar la parte frontal de aquella carta.

«Para: Hiccy»

«De: Mérida Dumbroch de Cornualles»

La Hofferson frunció el ceño al leer aquel nombre. ¿Qué quería la ex amante de su esposo con él? Ella dió un gran suspiro y negó frenéticamente con la cabeza, optó por ignorar la carta e ir a jugar con su familia.

Luego hablaría de Hiccup sobre la carta.

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-¿Y bien? ¿Qué dice?- le cuestionó ella secamente, mientras veía como el castaño leía su correspondencia.

^MY LADY ASTRID^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora