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2 Semanas después...

Ok. Habían pasado 2 semanas desde que Hiccup supo de la existencia de Astrid y nada había cambiado.

No pudo ir a verla, porque tenía una agenda muy ajustada todos estos días, además que su madre había invitado a muchas jóvenes de familias de gran importancia y él tenía que pasar el día entero con cada una de ellas. No obstante, ninguna le había llamado la atención.

Y esta vez, Mérida no estaba de por medio. Ahora era Astrid Hofferson.

La rubia se paseaba por su mente como si fuera su lugar favorito, no podía quitársela de la cabeza. ¿Por qué no dejaba de pensar en ella? ¿Qué la hacía tan cautivadora y especial? ¿Tal vez sea el hecho que es muy diferente a todas las chicas que ha conocido?

Son preguntas que tenía sin responder y ansiaba por hacerlo. Durante este lapso de tiempo, tampoco se había esforzado en quedar con su amante para verse. ¡Es más! Había rechazado todos los intentos de la pelirroja. Hiccup ya sabía que no sentía nada por ella, su romance es cosa del pasado y tampoco quería usarla como un recurso para satisfacer sus deseos sexuales.

Era momento de decirle la verdad y...

-¡Hiccup Horrendous Haddock III!- el estruendoso grito de Bocón lo sacó de sus pensamientos- ¡¿Pero en qué piensas, muchacho?!- le reclamó.

-¿Quién? ¿Yo? En nada, Bocón.- balbuceó con nerviosismo.

-No me engañas, Hiccup. Has estado estos últimos días muy distraído. ¿Qué sucede? Sabes que puedes hablar conmigo con completa normalidad y confianza.- lo animó a expresarse.

El ojiverde suspiró profundamente, antes de hablar.

-Hay una chica...- empezó, pero fue rápidamente interrumpido por su tutor.

-¡Oh, Dios!- exclamó el rubio- Debí suponer que era una chica quien te tenía así.- le sonrió con picardía.

-Bueno, sí. Conocí a una chica de familia importante, lo malo es que nadie sabe sobre su existencia y es una situación complicada. Pero desde que la ví, no dejo de pensar en ella, no me había pasado esto antes, es cómo si tuviera una clase de conexión con ella.- confesó pasando sus manos por sus cabellos laterales.

-¿No será que te sientes atraído con ella? Quién sabe, tal vez si se conocen más, terminen enamorados.- soltó Bocón con simpleza.

Y eso mismo pensaba el príncipe, tenía una mezcla entre miedo y felicidad. El primer sentimiento era, porque Astrid tiene una situación complicada y puede que a su familia no le guste y la rechace. Mientras que el segundo sentimiento era, porque creía que al fin había encontrado un verdadero amor, uno que nunca había experimentado.

Con Mérida se había equivocado.

-¿Sabes una cosa?- murmuró Haddock con el ceño fruncido- Estoy harto de que todos siempre se salgan con la suya y yo nunca pueda obtener algo que realmente quiero. Esta vez, escucharé a mi corazón e iré detrás de ella, pelearé por ella.- determinó sonriente.

-Pues, ve a conquistarla, tigre.- lo alentó, antes de verlo salir del salón.

^ ^ ^

Hiccup se despidió de su hermano, diciéndole que iba a pasear un rato por la cuidad y salió del castillo. Se dirigió a su auto privado y llamó a su chófer de confianza para que lo lleve a la mansión Hofferson.

Lamentablemente, para llegar a su destino, tenía que pasar por la mansión del esposo de su amante. Sin embargo, no contaba con que la pelirroja caminaba hacia la puerta de su casa, él subió su luna polarizada para que ella no pueda verlo, pero fue muy tarde, Mérida lo había visto.

^MY LADY ASTRID^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora