𝐔𝐧𝐚 𝐃𝐮𝐜𝐡𝐚 𝐃𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ](𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖.) [✔︎]

１９

𝑻/𝒏 (𝒕𝒖 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆)❅

-¡No, no no! ¡Suéltame! - Grité mientras intentaba salir nadando. La risa y el agua no eran compatibles, debería de recordarlo siempre. El agua me entró por la boca, y mientras intentaba toser, Aidan me alcanzó. - Por favor, por favor. - Rogué entre risas.

-¿Por favor, qué? - Preguntó él, sosteniéndome en el agua. Si ya de por sí no le costaba ningún trabajo levantarme, en el agua mucho menos.

-No me ahogues.

-Dame una buena razón, por que si no mal recuerdo, me has intentado ahogar, y no una, sino ¡tres veces!

-Pero no lo he conseguido. - Me defendí.

Era cierto, y eso a Aidan lo hizo sonreír. Él era más fuerte, más grande y pesaba más que yo, y por mucho que consiguiera moverlo en el agua, no conseguía hundirlo.

-¡Hey! - Se quejó mientras yo me echaba a nadar. Me le había escapado por haberse quedado pensando en tonterías. -¿Dónde vas? - Gritó echándose a nadar detrás de mí, y alcanzándome en tres brazadas, me sujetó por el brazo, y me pegó a su cuerpo.

-No me puedes culpar por querer huir. - Dije con una mueca en los labios.

-No, no puedo culparte. Pero sí puedo castigarte.

-¡Atrévete! - Grité empujándolo para escapar.

-Aún no has aprendido la lección, ¿Verdad? - Preguntó él, y de pronto me hundió. Al salir a la superficie, estaba jadeando.

-Que niño. - Grité. - Eso no se vale. - Mi risa me entró demasiado pronto, y no conseguí controlarla.

-¿Cómo me has llamado? - Preguntó.

-¿Yo? ¡Nada!

-¿Nada? - Dijo antes de volver a hundirme.

-¡Niño! - Le dije entre risas al salir a flote de nuevo.

-¡Ya verás! - Exclamó y me volvió a hundir.

Al estar bajo el agua, aproveché y le di en pellizco en la pierna, después de aquel gesto, eché a nadar liberándome de él.

Cuando salí a la superficie, estaba cansada, jadeante, me faltaba el aire, y me reía de todo y de nada a la vez.

-Lo siento querido, pero tenía que liberarme de alguna manera.

Aidan aún seguía quejándose por el pellizco que le había soltado, se recompuso con rapidez y salió disparado para agarrarme.

Un grito escapó de mi garganta y me eché a nadar hacia el primer lugar que pude, encerrándome contra Aidan y la pared de la piscina. Me aferré al borde e intenté salir por impulso, pero él me tomó antes de que pudiera escapar.

-¡No te escaparás tan fácilmente! - Dijo, metiéndome de nuevo al agua.

-¡Me rindo, me rindo! - Grité demasiado cansada ya. - Se acabó, ¿Sí?
Por favor.

-Débil. - Burló él. - Que fácil ha sido.

-¡Ja ja ja! - Le solté una patada, y me giré para poder salir de la piscina.

Aidan se aferró de mis caderas y me volvió a hundir en el agua. Cuando salí, tosí por culpa de la ahogadilla que me había hecho tragar agua.

-¿Estás bien? - Preguntó entonces. Tosí de nuevo, y él enarcó una ceja. Ya dudaba de si tosía de verdad.

-Eres un cretino. - Me quejé. - Me pudiste haber ahogado.

-No lo creo. - Se defendió, pegándose un poco más a mí.

-Yo si lo creo... - Dije en susurro. - Uhm... ¿Aidan? - Alcé la vista, y miré los ojos de Aidan que me miraban demasiado ardientes. Tragué saliva.

-Nunca hubiera dejado que te ahogaras. - Murmuró, y se fijó en mis senos que aún subían y bajaban deprisa por el ejercicio de antes.

¿O no era por el juego?

Miró mis labios entreabiertos, y por instinto pasé mi lengua sobre ellos.

-Estamos en la piscina. - Aclaré. Le había leído aquella intención.

-De nuestra casa. - Susurró él.

-Es mi casa. - No debía olvidarse de ello, él sólo era un invitado, aunque ya tuviera una semana aquí viviendo conmigo, durmiendo conmigo, era un simple invitado, el hermano de mi amiga.

Y terminaría yéndose.

-Por ahora vivo aquí...

-Te irás. - Determiné.

-¿Eso quieres? - Preguntó, acercando sus labios a los míos. - ¿Quieres que me vaya?

Negué con la cabeza, y no tardó en capturar mis labios, un beso dulce y suave, nuestras lenguas se entrelazaron, acariciándose.

Gemí y me aferré a él, mientras le rodeaba la cintura con mis piernas, y Aidan me pegó contra la pared de la piscina.