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𝑻/𝒏 (𝒕𝒖 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆)❅

Me miré en el espejo, me dolía el cuerpo...no podía decir que ese hombre estuviera gordo, de hecho, era demasiado sexy y musculoso...pero obviamente pesaba más que yo y había caído sobre mi cuerpo de una forma brutal, casi creí haber oído como crujían mis huesos.

Okey, tal vez exageraba, pero era seguro que me iba a salir un morete enorme y de color horriblemente feo.

Me eché crema por el cuerpo desnudo, con cuidado en los lugares donde más me dolía, tenía mis dedos arrugados a causa del larguísimo baño que me había dado y me sentía tan relajada que volvía a tener sueño.

Puse música mientras me embadurnaba.

De pronto, la puerta se abrió, haciendo un estruendo brutal.

-¡Joder! - Grité, buscando una toalla para taparme.

-¿Es que estás sorda o qué? - Preguntó él, bruscamente, el que acababa de entrar al baño rompiendo la puerta.

Me irrité.

-¡Yo no estoy sorda, pero tú parece que eres imbécil! - Grité cubriéndome con la toalla.

-¡Creí que te habías ahogado o algo! ¡Llevas más de dos horas metida aquí, y cuando llamé a la puerta no me contestaste! - Me sonrojé, estaba tan concentrada que no había oído la puerta.

Mentira, la primera vez sí la oí...pero la había ignorado.

-No te oí.

-Totalmente sorda.

-Idiota.

-Gracias, ¿Por qué no te vistes?

-Cuando te vayas.

De pronto, la boca de Aidan dibujó una sensual sonrisa, eliminando aquella línea recta que antes había de preocupación.

-¿Es enserio que me vaya?, ¿No quieres que me quede a mirar? - Preguntó con picardía, mirándome de arriba a abajo, aquella pequeña toalla no me cubría entera, ni siquiera me tapaba mucho.

-No...a menos que quieras ver, como me has dejado el cuerpo con ese salto.

Él palideció y quise reírme por lo bajo, pero no pude.

Mala broma.

Se acercó a mí con prisa y me retiró la toalla, dejándome completamente desnuda ante sus ojos.

Me examinó de arriba a abajo, acariciándome la piel del vientre, hizo que me girara, para así examinarme la espalda y las piernas, todo.

Yo estaba demasiado sorprendida para reaccionar.

-No tienes nada. - Dijo, tirando la toalla a un lado, y de pronto, se dio cuenta de lo que tenía delante.

-Si...si...si me hubieras dado unos segundos más, te lo habría aclarado. Era una mala broma. - Continué, sintiéndome desnuda y vulnerable, y con razón.

Aidan carraspeó.

El calor golpeó su cuerpo, ¡Por dios santo! La había desnudado, la había toqueteado y no había sentido nada por culpa del susto, pero ahora...ahora comenzaba costarle hasta pensar. Con los dientes apretados, intentaba contener el impulso de su cuerpo, que se levantaba para ella.

-Yo, yo... ¿Me pasas la toalla? - Le pedí con nerviosismo.

-¿Y si no quiero? - Preguntó, agarrándola de donde la había tirado.

Demasiado orgullosa, tomé mi bote de crema y salí del cuarto de baño.

Maldito fuera, pensaba mudarme, y a un lugar donde hubieran dos cuartos de baño, nada de uno.

Nunca más.

Haría obras.

-¿A dónde vas? - Preguntó él, divertido.

-¿Qué te parece? - Pregunté acercándome a mi habitación.

-¿Me dejarás solo?

-¡Oh, no lo dudes!

-¡Me encanta tu trasero! - Gritó. -¡Es precioso!

-¡Vete a la mierda, AIDAN GALLAGHER!

-¡Sólo si te vienes conmigo!

T/n cerró la puerta de su cuarto a modo de respuesta y él sonrió. Se quedó inmóvil mirando la puerta, aquella que quería que se abriera, para poder verla, una vez más.

Dios...no le hacía falta, podía ver todo aquel glorioso cuerpo desnudo con tan sólo cerrar los ojos.

No le habría importado irse a la mierda como ella le había dicho, si hubieran ido juntos.

Negando con la cabeza y con una sonrisa en sus labios, se quitó la camiseta y la echó a un lado, bien, no le hubiera importado irse con ella, pero ahora a donde necesitaba ir, era a darse una ducha, bien fría.

𝐔𝐧𝐚 𝐃𝐮𝐜𝐡𝐚 𝐃𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ](𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖.) [✔︎] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora