5.- Sacrificio

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Su dulce peliblanco había salido de la habitación mientras sus hyungs se encargaban de darle su sangre, Junhoe se había quedado recostado sin poder hacer nada más

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Su dulce peliblanco había salido de la habitación mientras sus hyungs se encargaban de darle su sangre, Junhoe se había quedado recostado sin poder hacer nada más. Se sentía como si no tuviera la más mínima energía para poder hacer nada.

La sangre de sus congéneres sabía mal, pero podía sentir que con ella algo de su energía iba volviendo a su cuerpo. Necesitaba aquella para poder levantarse y hablar con su dulce Jay, para poder agradecerle como era debido y preguntarle qué le había llevado a salvarlo.

No podía entenderlo, en verdad pensó que iba a morir el amanecer anterior, en su mente febril y drogada incluso creyó que aquel bello ser era la representación de la muerte que venía a por él. Una vez que estuvieron dentro de la casa no supo nada más hasta el momento en que tenía su sangre extremadamente dulce y deliciosa en la boca, con Bobby apartándolo de él y ordenándole que se tranquilizara.

—Listo, ahora solo necesitas descansar y te pondrás mejor pronto —le dijo BI al quitar su brazo de su boca.

June se esforzó por tomar su mano, aún no tenía la fuerza para hablar con su mente como hacían sus mayores, pero esperaba poder transmitirle lo que deseaba. "No quiero irme, pero no quiero dañarlo." era lo que su mente gritaba, aunque su cuerpo solo podía exhalar apenas un sonido.

Al parecer Hanbin alcanzó a entenderlo pues en su rostro apareció aquella sonrisa comprensible.

—No te preocupes, te quedarás aquí, y con la orden de Bobby aún en tu mente será difícil que te salgas de control. Así que sólo concéntrate en recuperarte.

June lo soltó, dejando escapar un suspiro de alivio.

—Ya vámonos, tengo hambre —se quejó entonces Bobby detrás de él, de haber podido, June habría sonreído ante el puchero de su mayor

—Ya, ya, de acuerdo. Pero volveremos antes del amanecer para ver cómo va todo ¿sí? Si ocurre algo solo contacta con Bobby y vendremos en seguida.

Así ambos se fueron, June pudo escuchar cómo se acercaban a Jay en alguna otra habitación para agradecerle de nuevo y repetirle que los llamara si necesitaba algo, después de lo cual se marcharon.

La criatura había vuelto a cerrar los ojos y se dejó llevar por un estado muy parecido al sueño humano.

Despertó después de un tiempo inestimable para él, todas las luces estaban apagadas de nuevo salvo una lamparilla a un lado de la cama, sus ojos sobrenaturales no necesitaban más.

Fue probando de manera lenta sus movimientos, comenzando con sus manos y brazos; aún se sentía muy cansado pero al menos ya podía moverse. Se levantó con cuidado, de manera pausada pero firme hasta que se quedó sentado en la cama, allí pudo observar alrededor.

Lo primero que notó fue lo mismo que ya había mencionado Bobby-hyung, los espejos y la cruz en la pared estaban cubiertos por distintas prendas de ropa, incluso el gran libro sobre la mesita de noche que supuso se trataría de una biblia. Aquello le recordó las enseñanzas de Hanbin: "No debemos dañar a ningún humano protegido por algún símbolo de Dios".

¿Por eso los había cubierto? Aunque él había dicho que no sabía a ciencia cierta qué eran, y tampoco había razón real para que cubriera los espejos.

De pronto su atención se desvió hacia el sillón reclinable que también estaba en el cuarto, en el cual su dulce Jay dormía tan profundamente que no se dio cuenta de que June había despertado.

Se acercó de forma lenta, midiendo los movimientos que aún podía hacer su cuerpo y cuidando de no hacer ningún ruido que lo despertara. Se veía tan bien, relajado en medio del sueño, que no pudo evitar la tentación de acercarse más para poder tocarlo, haciendo su cabello a un lado.

Sonrió un poco al notar un pequeño lunar en su mejilla, debajo del ojo derecho y que tenía la forma de un corazón. Se inclinó más sobre él, en un intento por ver mejor aquel lunar tentador, sin embargo no bien comenzó se dio cuenta de lo peligroso de aquel movimiento.

Jay se había dormido sobre su lado izquierdo, por lo que al acercarse no solo quedó embriagado por su tentador aroma dulce, su vista pudo enfocarse con facilidad sobre la vena que palpitaba en su cuello descubierto, solo tenía que inclinarse un poco más, acercarse lo suficiente para que sus labios lo tocaran, entonces sus colmillos perforarían la tierna piel y tendría acceso a su delicioso manjar...

El peliblanco se revolvió un poco entre sueños, quizá por sentir el aliento helado de June, y eso lo hizo retroceder, fue entonces que su vista viajó desde su cuello tentador hasta el brazo que descansaba lánguido a un lado de su rostro. Allí, justo sobre su muñeca, pudo notar la cicatriz un poco más oscura que había quedado luego de la cruel manera en que lo había mordido al iniciar la noche.

Junhoe incluso pasó la punta de los dedos por aquella fea marca de la cual era culpable. Ya lo había dañado una vez, ¿qué manera era esa de pagar el que lo hubiera salvado? No, no podía permitirse que algo así volviera a ocurrir, al menos no hasta comprender por qué aquel bello y dulce ser lo había ayudado.

Otra idea surgió en su mente entonces, algo mejor en el sentido en que no dañaría a su pequeño héroe. Pasó con cuidado los brazos por debajo de sus piernas y sus hombros, para cuando lo cargó contra su pecho ya estaba despertando y lo miró con esos bonitos ojos grises aún dormidos.

Cuando Jay pudo despertar por completo, ya estaba recostado en la cama, con los brazos de Junhoe rodeándolo y aún pegado a su pecho.

—¿June? ¿Qué estás haciendo? —preguntó con voz grave a causa del sueño.

—Te veías algo incómodo allí, y esta es a fin de cuentas tu cama.

—¿Cómo sabes que es mi cama?

—Pues porque huele a ti —Ante la respuesta tan obvia Jay se sonrojó un poco, hizo un esfuerzo por levantarse pero el abrazo de Junhoe se afianzó.

—No, espera, quédate así, por favor.

Podía sentir el corazón del humano acelerado, esperaba que fuera por tenerlo tan cerca y no porque tuviera miedo. Al menos había dejado de luchar por levantarse y solo se quedó allí, acurrucado entre sus brazos.

—Los otros dijeron que debías descansar, debes estar cómodo. No te preocupes por mí...

—No, está bien así. Eres tan tibio, y dulce, dormiré mejor si estás aquí conmigo. —Lo sintió temblar un poco—. Solo será hasta que el sol vuelva a salir, entonces mi corazón dejará de latir, no sentiré nada y podrás irte.

Jay suspiró, pero no se negó y simplemente se acomodó mejor, aún quería seguir durmiendo y era cómodo hacerlo allí. Junhoe respiró profundo, inhalando aquel delicioso aroma para intentar dejarlo impregnado para siempre en su memoria, jugó un poco con sus dedos en el sedoso cabello blanco, pronto ambos terminaron profundamente dormidos.

Se sumieron tanto en su sueño que ninguno de los dos se percató cuando Bobby y BI regresaron a la casa, con solo dos horas faltantes para el amanecer. Las dos criaturas mayores simplemente los dejaron dormir y se marcharon a su propio escondite.

Sacrificio feérico (JunHwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora