La casa estaba en silencio y agradablemente caldeada, la puerta de atrás estaba abierta así que Junhoe no tuvo dificultad para poder adentrarse en ella. Podía percibir que Jinhwan estaba en su habitación pero no parecía haber mayor sonido, aunque la luz estaba encendida.
Entró en silencio y avanzó hasta llegar a la habitación inundada por el dulce aroma de su peliblanco. Allí estaba él, recostado en el mismo sillón en el que había descansado cuando él estuvo en su cama.
Junhoe se acercó para poder observarlo mejor: estaba vestido de forma cómoda pero no tal cual con ropa de pijama, tenía un libro abierto sobre el regazo, como si solo hubiera caído allí, y en la mesita de al lado había una taza medio llena con café para entonces frío.
El más alto no pudo evitar la ligera sonrisa que apareció en su rostro, era claro que Jinhwan había intentado mantenerse despierto y esperaba que aquello fuera para esperarlo. Le era imposible contener la ternura que le ocasionaba su imagen tan relajada, con los ojos cerrados sin mucha fuerza y la boca semiabierta.
Junhoe se acercó un poco más, gracias a la luz de la habitación que pudo observar bien: de pronto los ojos de Jinhwan se cerraron con fuerza, su ceño se apretó. No parecía haber despertado, pero giró la cabeza hacia un lado con brusquedad.
En medio de su sueño, Jinhwan corría por una larga carretera llena de niebla, podía percibir la figura de sus dos hermanos, aún niños, frente a él, pero por más que se esforzaba no lograba alcanzarlos.
Lo más preocupante eran las manos, ásperas y bruscas que intentaban sujetarlo para impedir que siguiera avanzando, manos a todas luces de hombres mayores que sujetaban su ropa hasta lograrla rasgarla, aún así Jinhwan no detenía su avance. Gritaba el nombre de sus hermanos, desesperado por protegerlos justo de aquellas mismas manos.
Jinhwan maldecía sus piernas cortas, casi cae un par de veces, más aún cuando las manos intentaban sujetarlas, también lo jalaban de cabello y eso llegaba a nublar su vista. A pesar de todo seguía corriendo con todas sus fuerzas hacia donde los dos niños lo esperaban e incluso lo llamaban. Tenía que alcanzarlo, tenía que protegerlos, no había ninguna otra opción.
De pronto una de las manos logró sujetarlo por el brazo, dura y helada como una prensa de metal, que lo detuvo a la par que sus hermanos echaban a correr para perderse entre la niebla.
—¡No! No ¡Suéltame! ¡Suéltame! —peleó contra aquello que lo sujetaba.
Una segunda mano apareció para sujetarlo por el cuello, como si fuera a asfixiarlo si es que no detenía su pelea, pero Jinhwan no podía darse por vencido, debía alcanzar a sus hermanos y evitar que nada malo les ocurriera.
—Jay, tranquilo, está bien —decía una voz cerca de él, de forma aparentemente suave.
Jinhwan se sujetó con fuerza a aquellas manos que lo detenían y casi gritó antes de abrir los ojos.
Se topó entonces con unos ojos violeta que lo miraban de forma preocupada.
—Tranquilo Jay, fue solo un sueño, está bien, estoy aquí —seguía repitiendo la suave voz, que para entonces pudo reconocer.
Aún se aferraba a aquel brazo que lo sujetaba, la mano que creyó quería asfixiarlo en realidad acariciaba con cuidado su cuello y su rostro, incluso limpiando con el pulgar una lágrima que había logrado escapar por su mejilla.
—¿June? —preguntó aún con la respiración acelerada.
—Sí, soy yo. Ya pasó, solo fue un sueño —repetía con voz apaciguadora.
Cuando comenzó a soltarlo, Jinhwan se lanzó contra él para abrazarlo por el torso y poder enterrar el rostro en su pecho. June lo abrazó con cuidado, acariciando su cabello para consolarlo mientras sentía sus temblores y uno que otro sollozo que escapaba de su garganta.
Pasaron así un buen rato mientras Jinhwan iba recobrando el dominio de sí mismo, se sentía seguro siendo así sujetado por esas manos duras y fuertes que, sin embargo, lo acariciaban con tal cuidado como si estuviera hecho de algún valioso cristal. Por su parte, June se embebía con la tibieza del humano y su dulce olor.
Al final, Jinhwan se separó de forma lenta del más alto, se inclinó para recoger el libro que había terminado derribado en el suelo mientras aprovechaba para limpiarse un poco la cara. June le dejó hacer, sin decir nada.
—Lamento la escena, sólo tuve una pesadilla —dejó el libro sobre la mesita y volteó para sonreírle—, pero gracias por despertarme, y por consolarme.
—No te disculpes, está bien.
De nuevo Jinhwan sonrió en agradecimiento, se giró para recoger la taza que había terminado abandonada gracias a su sueño. Fue a la cocina para tirar el café frío y servir un poco más, por costumbre sirvió una segunda taza pero cayó en su error al tenderla hacia June.
—Lo siento, supongo que no tomas café, ¿verdad?
June sonrió y negó con la cabeza, sin embargo tomó la taza para rodearla con las dos manos.
—No podemos beberlo, pero es agradable sentir el calor. Y BI hyung me ha enseñado un poco de como fingir que lo tomas: lo giras cada cierto tiempo haciendo que algunas gotitas caigan de la taza, entre eso y la evaporación es fácil fingir que lo estás bebiendo.
Jinhwan lo miraba sorprendido, comprendiendo la razón y el funcionamiento de todo aquello.
—Vaya, en efecto es difícil identificarlos entonces, ¿me pregunto si me habré topado con algún otro vampiro sin haberme dado cuenta? —comentó pensativo.
—Lo dudo, creo que de haberlo hecho tu olor hubiera llamado la atención, se hubiera sentido atraído por ti así como yo...
Junhoe se quedó en silencio al percatarse de lo que había dicho, incluso se sonrojó un poco. Jinhwan no pudo contener la sonrisa ante aquello.
—Bueno, me alegra entonces que fueras el primer vampiro al que conocí —expresó con una sonrisa, antes de dar un sorbo a su café.
—¿A pesar de que te mordí aquella noche?
—Ah eso, en realidad no fue nada —levantó el brazo para mostrar que la herida había sanado por completo—. Y tampoco creo que bebieras demasiado pues no me sentí tan mal, y el malestar pasó muy rápido.
>Así que sí, me alegro que fueras el primero al que conocí, a pesar de que esa noche terminé mojado y cansado —recordó, riendo.
June también rio un poco, aunque estaba algo confundido. A pesar de que no era del todo consciente, en aquel momento estaba seguro de haber bebido bastante, de hecho fue su sangre la que lo ayudó a recuperarse más rápido. Como fuera, se alegraba de que Jinhwan estuviera bien.
—Bueno, en ese caso yo también me alegro. Es obvio que me alegro de haberte conocido, sin ti estaría muerto, de verdad.
Luego de aquella frase siguió un silencio algo tenso, cortado de pronto por un suspiro afilado del pelinegro.
—Tres veces he estado a punto de morir y siempre he sido salvado por alguien más, aunque desearía que la primera no hubiera ocurrido...
—¿A qué te refieres?
June levantó la mirada suplicante hacia Jinhwan, quien solo asintió y estiró su mano para tomar la suya, tal cual había hecho él la noche en que le contó su propia historia. El vampiro la apretó un poco, reuniendo el valor para contar aquello que carcomía su alma desde hacía un tiempo.
***
Solo paso a decir que el siguiente capítulo es un poco triste :3
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Sacrificio feérico (JunHwan)
Hayran KurguLuego de haber abandonado a su última creación a su suerte, Bobby ha roto su prohibición de no crear nuevas criaturas, todo por el empeño de salvar al joven Junhoe de una muerte autoinflingida. Aún como vampiro June vive penando, culpándose por la m...