Parte Treinta y Cinco: Te Lo Dije.

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—Por favor —hablo en un susurro en mi oído, cerré mis ojos y recosté mi cabeza de su pecho —. Te juro que no hay nadie a quien quiero follar más que a ti —su otra mano se deslizaba mas abajo de mi abdomen —. Ni besar, ni abrazar, ni tocar. Todo lo que puedo tener con alguien mas, yo elijo tenerlo contigo —tomo mi cuello mientras mis hormonas ya no soportaban mas —. Tanto que me deseas y tanto que te resistes, Arlene —escuchar su respiración agitada me hacía excitar más de la cuenta —. Amo tocarte, besarte, amo lamer tu intimidad, amo escucharte gemir, amo manosearte —era sorprendente el poder de sus palabras.

—Follame Jahir —le pedí en un susurro.

Jahir Gadiel DuPont.

—Follame Jahir —observaba su rostro al pedirme eso, sus ojos estaban cerrados mientras mordía con insistencia sus labios húmedos, mi mano seguía aferrada a su cuello mientras la otra la manoseaba por arriba de la ropa.

—¿Es lo que quieres? —le pregunté mientras observaba lo deseosa que estaba, separo más sus piernas mientras una de su manos de aferró a mi muslo para acercarme más a ella, aunque por mala suerte mi erección le daba en la espalda.

—Si —abrió sus ojos, y en sus ojos verdes pude apreciar lo dilatadas que estaban aquellas pupilas, mordió sus labios mirándome a los ojos de una manera tan excitante que no pude contenerme y besarla —. Jahir... —susurro mi nombre mientras nuestros labios se rozaban —. Tengo muchas ganas, por favor... —apretó mi mano en su intimidad —. Ayúdame —susurro y aquel llamado de auxilio me llevo al extremo.  

Hice espacio entre nosotros y ella se dio la vuelta.

—No te voy a follar —ella me miró con tantas ganas que tan solo mordió sus labios y bajo la cabeza —. Te dije que algún día me ibas a implorar que te folle y te iba a rechazar.

Ella se pasó la mano por el rostro.

—Jahir... —dijo en un susurro.

Flashback del momento narrado por Arlene.

—¿Que haces? ¿Por que cierras la puerta? —le pregunté mientras suspiraba.

—¿Que no hiciste eso para Que te siguiera y te manoseará?

—Jahir, por favor —rodé los ojos, pasándole por el lado pero el me detuvo.

—Déjame follarte, no vas a arrepentirte —susurro.

—Follare con el marido que me mande Eola, no contigo —lo escuche reír.

—¿Por que ya quieres empezar a poner resistencia cuando ya pasamos ciertos límites Arlene? —escuchar mi nombre salir de su boca me acelero el corazón.

—Por que, aún puedo conservar mi dignidad y mi valor —el me halo poniendo frente a él.

—Que una mujer tenga sexo no le quita el valor —hablo en tono serio, y la manera en la que sus ojos serios perforaron los míos me sorprendió, hablaba muy enserio en estos momentos.

—Confórmate con saber que no vamos a tener sexo,  y que no te voy a entregar mi virginidad —me cruce de brazos.

—Eres muy inestable, quieres, luego no quieres, luego quieres, luego te desapareces por días... —se pasó la mano por el cuello —. Decídete.

—Ya tome me decisión —el rodó los ojos. 

—Eres una tontuela —me tomó de la cara desprevenidamente y me beso, sentí sus labios cálidos junto a los míos y me derretí en ellos, pero el se alejó de mi viéndome con una sonrisa de burla en su cara —. Tú decisión cambia cada vez que me acerco a ti.

Tentaciones Prohibidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora