Parte once: Escapando.

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Toque el timbre y luego de un largo rato alguien abrió la puerta, era su papá.

—Esta durmiendo, ¿quieres que lo despierte? —negué con la cabeza.

—No está bien Gracias señor, déjelo descansar —el me dio una sonrisa y luego yo me di la vuelta para irme de nuevo a mi casa.

Mañana era viernes y debía ir a misa, suponía que Jahir no iría puesto que no habíamos hablado y yo no tenía otro tipo de contacto con el que no fuera personal.

Fui a correr temprano y luego para el colegio, donde me dieron un examen sorpresa en el cual me fue excelente. Estaba feliz había sacado 9.7 estaba más que preparada para aquel examen de cálculo, me había perfeccionado. Cada vez se acercaba más y más la semana de los exámenes y eso me entusiasmaba de una manera que no podía controlarme.

Cuando llegue a casa le prepararé y fui a la iglesia en bicicleta, mis padres solían ir a las misas de los sábados que eran las de los adultos, pero una que otras veces me acompañaban a esta por qué aveces tenían compromisos y no podían ir a la de los sábados, y para ellos no faltarle a Eola íbamos juntos los viernes.

Cuando llegue salude a Jimena y me puse en mi puesto del coro.

—¿Por que no viniste con Jahir? —me pregunto Elaine.

—Supuse que no vendría por que llegó ayer de Chicago y no hablamos.

—Pero si vino —la mire confundidas y ella lo señaló, y efectivamente era el.

Estaba observando su celular esperando que empezara la misa.

—No he hablado con el desde que se fue —confesé mientras me aclaraba la garganta.

—Ve a saludarlo la misa empezará en cinco minutos —asentí y salí del área del coro para acercarme a él y sentarme en el espacio que había vacío a su derecha.

—Hola —me miró directo a los ojos y me sonrió.

—Cuanto tiempo sin verte —hablo en tono de burla.

—Lo mismo digo —reí —. Ayer fui a verte pero tu padre me dijo que estabas durmiendo.

—Si —tomó una bocanada de aire —. Conducir de Chicago hasta Toronto es bastante pesado, estaba cansado y me odiaba a mi mismo, del hambre que tenia.

Reí mientras miraba el altar donde se pondría nuestro pastor a predicar.

—Hoy quiero que vayas a mi casa —me pidió mientras acariciaba sus manos.

—Ah —reí —. Esta bien —sus ojos me miraban de una manera diferente, como si algo en mi había cambiado —. Bueno hablamos luego, iré a mi puesto, ¿nos vemos en tu casa?

—¿No nos iremos juntos? —pregunto serio.

—No —se sorprendió por mi respuesta y le sonreí —. Así como viniste sin mi te irás de la misma manera —el río abiertamente y yo fui a mi puesto.

La misa fue bastante entretenida, cuando terminó me fui directo a mi casa y al llegar me prepararé algo de comer, me duche y me prepararé para ir a casa de Jahir. Cruce la calle y toque dos veces, me abrió una chica de pelo corto por el cuello y de color rojo.

—Hola —dije mientras su cara estaba seria —. ¿Esta Jahir? —pregunte mientras veía como ella me miraba de arriba a abajo.

—¿Quién lo busca? —pregunto mientras rodaba los ojos y miraba al otro lado de la calle.

—Arlene —me miro y su rostro cambio sonriéndome.

—¿Tu eres Arlene? —yo asentí y le sonreí, ella me tomo del brazo entrándome a la casa —. ¡Jahir llego Arlene! —grito mientras se sentaba conmigo y en el sofá con una sonrisa de oreja a oreja, Nanuk apareció lanzándoseme arriba y me sorprendí la confianza que habia tomado el perro, lo acaricié por que la verdad yo también le habia tomado cariño —. Veo que tienes una linda relación con Nanuk —asentí mientras le besaba la cabeza al perro.

Tentaciones Prohibidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora