Parte doce: Maniático.

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Jahir.

Podía notar como apretaba las piernas, como su cuerpo se remeneaba. Ya estaba entrando en donde yo quería, puse la película en pausa y cuando me gire a verla me preocupe al ver su rostro completamente rojo.

—¿Que Tienes? —le pregunté mientras sabía la respuesta, pero aun así me preocupaba su cara tan roja —. ¿Tienes frío que frotas tus piernas así?

—Me siento rara —me contestó.

—¿Rara como? —le pregunté mientras mi deseo por ella aumentaba, nunca había deseado a alguien tanto como a ella, y más al darme cuenta de que era Virgen, le tome la temperatura con mi mano para luego yo ver como sus piernas temblaban, en realidad estaba nerviosa —. Estás roja como tomate.

—Tengo que irme —su voz escapó de sus labios con miedo, pero me divertía al verla así, por que siendo como ella era nunca iba a conseguir tener este momento.

—No te estoy deteniendo —mordí mis labios al verla tan diferente antes mis ojos, nunca había visto esa parte de ella —. Pero creo que no puedes moverte de lo nerviosa que estás por lo que estás experimentando —me burlé mientras sus labios estaban pálidos.

—¿De que estás hablando? —humedecí mis labios.

—Ven —me acerqué a ella —. Te muestro —me acerqué a su cuello besándola lento, jugando con mi lengua en ese lugar mientras mi mano apretaba su rodilla con deseo, la deseaba. Mis labios subieron a sus mejillas y cuando iba a devorar sus labios ella se puse de pie con las piernas débiles, observé sus ojos cristalizados y como huía de mi.

...

—¡Mierda! —grite de ira mientras golpeaba con todas mis fuerzas una y otra vez el saco de boxeo —. Eres —di un puñetazo —. Un —di otro —. Idiota —este le puse más fuerzas mientras gruñía de ira —. ¿En que diablos estaba pensando cuando la toque? —me deslice por la pared asimilando la situación —. Me pase demasiado —cubrí mi rostro —. Soy un maldito maniático, asqueroso, pervertido y aprovechador —suspire intentando calmarme —. ¡Maldita sea! —grite mientras me acostaba cubriendo mi rostro en el piso.

Escuche los sonidos tristes de Nanuk que se acostaba sobre mi, y la abracé mientras estaba tirado en el piso. Nanuk me calmaba, mi padre había pensado que le mejor manera de controlar mi ira era con un animal inofensivo. Y funcionó, desarrolle gran amor por Nanuk, tanto que cuando me sentía enojado tan solo pensaba en ella, nunca había tenido relación con animales hasta que mi padre no encontraba como más ayudarme.

...

Saliendo de la ducha camine a la cocina donde estaba Aisha.

—¿Ya te sientes mejor? —tome aire mientras abría la nevera.

—No tanto.

—Le estás haciendo un favor a esa chica —la mire y ella solo observaba su celular —. No es bueno que viva con todas esas limitaciones dentro de esa religión tan rara.

—No se en que estaba pensando cuando me le lancé arriba —le di un golpe a la mesa y ella se acercó a mi.

—Cálmate.

—Es que no puedo Aisha —intente modular el tono de mi voz por que no quería gritar —. La manera en la que me vio, como si yo fuera a violarla, no me puedo sacar su rostro triste y ojos cristalizados de la mente —mi voz salió como un suspiro.

—Debes pedirle disculpas es más que obvio.

—¿Con que cara voy yo y le digo "Ey discúlpame por intentar follarte en el sofá del salón sin saber si tú querías lo mismo"? —rodé los ojos —. Debería alejarme de ella.

Tentaciones Prohibidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora