Parte Cuarenta y Tres: Presa.

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Yo también tenía unas ganas incontrolables de que me hiciera suya pero se me dificultaba bastante expresarlo cuando aún podía excitarme más.

El continuo conduciendo hasta que llegamos a casa, mis padres llegaban tarde hoy y la verdad era que estaba más que dispuesta a subir a su habitación.

—¿Quieres que suba? —el me brindo una sonrisa pícara y provocadora.

—Sabes que nunca te voy a decir que no.

Me acomode el pelo y salí del auto para llevar la bicicleta a casa, luego de eso salí y observé a Jahir en la puerta observándome como si yo fuera una presa.

Cruce la calle y entre junto con el, me tomo de la mano y subimos las escaleras hasta llegar a su habitación, en ese preciso momento no hizo nada, solo me miró a los ojos como si buscara algo. Para luego tomarme del rostro y besarme de una manera tan deliciosa que mis piernas temblaron y sentí como una de sus manos se aferró a mi cintura.

Me sentó en la cama y luego tomó una almohada y me hizo acostarme, me beso nuevamente y mientras lo tenía sobre mi podía sentir como el me torturaba, podía sentir lo duro que estaba y como me miraba a los ojos mientras chocaba conmigo haya abajo, miraba y me mordía los labios de deseo, quería sentirlo sin ropa. Cuando levante la mirada que lo vi a los ojos el me beso con tanto deseo que gemí mientras mis manos se aferraban a su cuello.

Termine sobre el y bese su cuello mientras el me tomaba de la cintura y me movía en la dureza de su intimidad, me quitó la blusa la cual estorbaba como toda la otra ropa en aquel momento y luego de eso observé cómo miraba mis senos con deseo, se los llevó a la boca y gemí, me excitaba bastante como se los comía y la manera en la que ambos lo disfrutábamos.

Ambos ya estábamos sin ropa y con la respiración agitada, el deseo cada vez era más incontrolable y las ganas de sentirlo dentro me estaban carcomiendo, yo estaba sobre el mientras mis labios besaban su cuello, me levante un poco y tome su intimidad en mis manos para luego deslizarla dentro de la mía, sus ojos se cerraron mientras se mordía los bios de una manera deliciosa, me ardió un poco pero varios movimientos lentos después hizo que desapareciera el ardor y entrara el placer por completo.

Saltaba sobre el, mientras el solo me miraba, con su mirada me lo decía todo sin necesidad de hablarme, el no quería que me detuviera. Me tomó de la cintura y puso su cabeza entre mis senos.

El hizo un movimiento inexplicable en el que termine en cuatro patas en la cama, empujó un poco mi espalda para que mi pecho se pegara a la cama y empezó a deslizarse dentro de mi.

—Jahir... —gemía mientras lo miraba disfrutar el momento.

—¿Que pasa princesa? —su respiración estaba agitada, me tomó del pelo y el movimiento de adentro hacia afuera se volvió más duro y brusco, pero se sentía delicioso.

El tomó un descanso y sentí como estampó su mano en mi nalga.

—Dale —me ordenó —. Quiero ver cómo lo mueves.

Obedecí y empecé a moverme, no era experta pero si sentía que tenía la cintura floja y podía moverme bien.

Mi cuerpo se empezó a estremecer y a temblar y el no se detuvo, continuó entrando y saliendo.

—Jahir... —gemí.

—Explota princesa, tranquila.

Y así fue, se sentía bien como mi cuerpo se empezaba a relajar, hasta el nivel de que mis piernas me resultaban bastante débiles y caía en la cama.

—Eso sino —habló Jahir —. Yo aun no he terminado —me dio la vuelta y me abrió de piernas mientras me tomaba del cuello, observaba cómo cerraba sus ojos, al deslizarse dentro de mi.

Tentaciones Prohibidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora