Parte siete: El Invitado.

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—¿Quien es el chico? —me pregunto Elaine.

—El invitado —conteste.

—¿De donde lo conoces? —pregunto Jimena.

—Es un nuevo vecino, se mudó hace casi ya tres semanas. Y lo invite a nuestra Iglesia, para que se familiarice.

—¡Oh! —contestó Elaine.

Las preguntas de ellas no faltaron, me empezaban a estresar de una manera asombrosa. Cuando la misa terminó me acerqué a Jahir.

—¿Que te pareció? —le pregunté emocionada.

—No me encantó pero tampoco me disgustó —le sonreí.

—Algo es algo —el humedeció sus labios.

—¿Que quieres hacer? —me encogí de hombros.

—Supongo que iremos a la casa ¿no?

—¿Tan aburrida es la religión que no puedes salir luego de misa?

—Si podemos —el encargo una ceja —. Solo que no pedí permiso para salir luego de misa.

El rodó los ojos para luego reír.

—Eso es lo de menos, no haremos nada malo, aparte tus padres llegan en un par de horas.

—¿Que supones que hagamos? —el se encogió de hombros.

—Caminar, comer.

—Si vamos a comer, que no sea en un restaurante. Podríamos ir a pedir algo y luego nos podemos ir a tu casa —el suspiro.

—¿Y si no hay nadie en mi casa? —pregunto como si el no supiera que respuesta le daría.

—En ese caso, tú en tu casa y yo en la mía —bufo.

Fuimos a pedir algo, pizza específicamente y luego fuimos a su casa, por suerte estaban sus padres.

Nos sentamos en el comedor y mientras el comía me miraba, podía sentir aquella mirada sobre mi.

—¿Que es lo que te falta Arlene? —lo mire confundida.

—¿De que hablas?

—¿Por que sigues esa religión con tantas restricciones? —sonreí por que me encantan defender mi religión.

—Amo mi religión —confesé —. Mi abuela me la inculcó al igual que mi madre, y la amo, me gusta; no somos tan abiertos a hacer muchas cosas pero lo poco que hago lo disfruto mucho.

El solo me miró, sonriendo con un cara de victoria en su rostro.

—¿Podrías venir un día de estos y integrarme más en tu religión? —asentí.

—Para mi sería un honor.

Volví a casa y la verdad en ese momento me sentí un tanto sola. Una horas después mi hermano llego, yo estaba en el sofá mientras lo veía entrar.

—Tengo que decirte algo —hablo mientras iba a la cocina por un vaso de agua —. Me voy a independizar —lo mire sorprendida, pero a la vez triste.

—¿Tan rápido? —cuestione —. Solo tienes cuatro meses trabajando —el abrió la boca y mi mente hizo clip —. No me digas que lo vas hacer por Bianca —lo mire y su cara me lo dijo todo.

—Quiero vivir con ella —me sorprendía como estaba tan ciego por una persona que le hacia tanto daño.

—¿Y crees que estas bien económicamente para empezar a pagar una casa? ¿Hacer compras? —pregunte —. Es muy caro.

Tentaciones Prohibidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora