d i e c i s é i s

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Chan había llegado a la dirección que su padre le había dado en donde recogería a aquel chico, llevaba diez minutos ahí y no notaba a nadie, eso era lo que más le molestaba, la impuntualidad y estaba comenzando a perder la paciencia. Cuando estaba decidido a irse, por fin llegó aquel chico, CB le hizo una seña para que subiera al auto y esté así lo hizo.



—Llegas 10 malditos minutos tarde —le miró con el rostro serio— Empiezas mal, chico.

—Lo siento, he tomado el autobús y se ha retrasado —se disculpó— No volverá a suceder.

—Por supuesto que no— respondió mientras encendía el motor del auto y comenzaba a moverse de aquel lugar.

—Lo siento —volvió a decir.

—Ya te he escuchado, tranquilo—contestó sin apartar la vista de enfrente— ¿Cómo te llamas?

—Lee Minho, a sus órdenes.

—¿Cuántos años tienes?

—Dieciocho, pero ya estoy por cumplir los diecinueve.

—Eres muy joven, ¿qué es lo que quieres en un trabajo cómo este?—frunció el ceño, pues no entendía como a los jóvenes les gustaba arruinar su vida.

—Necesito dinero, el dinero lo mueve todo.

—Bueno, Minho te voy a dejar claro algunas cosas.

—Claro.



Estacionó el auto en un lugar donde nadie podía escucharlos, Gangman y Mingwan se encontraban detrás de ellos.



—Primero que nada, sabes quién es mi padre, ¿cierto? — Minho asintió— Pues debes estar consiente en lo que te estas metiendo, chico.

—Lo estoy.

—Bien, tengo que dejarte en claro que no puedes estar jugando, una vez que entras debes hacer todo lo que mi padre te pida, sea lo que sea —le miró con el rostro serio— Y cuidado con ser parte de la policía o ir en algún momento, aunque de nada serviría porque tiene a muchos en su equipo.

—Jamás haría algo así—aseguró.

—Me alegra oír eso, porque, ¿sabes que te pasará a ti y a tu familia si llegas a traicionarle? — Minho tragó saliva y asintió— Te conviene ser leal a cada maldito segundo.

—Lo seré, quiero este trabajo más que nada, tengo mis razones—dijo con nerviosismo y era verdad, Minho quería ese trabajo porque necesitaba dinero para ayudar a su madre, además lo quería para invitar a chicas a salir y tener el auto que siempre quiso.

—Tus razones no me interesan—contestó Chan, él era tan frio y cortante porque debía ganarse el respeto de los demás, claro, no quería que aquel chico le tuviese miedo, pero tampoco que no le tomara en serio lo que le decía —Supongo que estas listo y bueno, recibirás la llamada de mi padre pronto.

Oh Daddy ᶜʰᵃⁿˢᵉᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora