Oh Daddy ᶜʰᵃⁿˢᵉᵘⁿᵍ

c u a r e n t a y d o s

— ¡No está, papá! —gritó Chan mientras golpeaba el escritorio de su padre— ¡Alguien se lo llevó, estoy seguro!

—Debes calmarte hijo, debes estar tranquilo para poder pensar bien.

— ¿Cómo quieres qué este tranquilo? —preguntó con enojo— ¡Tus malditos guardaespaldas no sirven para ni una mierda!

Por dentro se sentía mal al hablar de ellos así, pues había crecido a su lado, vivió su niñez junto a ellos y les había tomado cariño, pero en esos momentos no podía pensar en otra cosa que no fuese Seungmin.

— ¿Quieres que los despida?

— Quiero que encontremos a Seungmin, por favor —pidió desesperado— Es todo lo que quiero, padre.

—Lo haremos, voy a mover todas mis influencias para encontrarlo, te lo prometo —aseguró Daegi— Y para que, quien este detrás de todo esto, lo pague.

Chan asintió e intento llamar una vez más a Seungmin.

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— Tú vas a ser su héroe, quién lo saque de aquí —dijo Jeongin con una sonrisa—Después de hacerle saber todas las cosas que hace CB, estoy seguro de que no va a querer saber nada de él.

—De acuerdo, pero ¿Seungmin está bien? —preguntó Minho— Nadie le hará nada, ¿verdad?

—Si, él está bien —rodó los ojos— Nadie le hará nada si se porta bien.

—Jeongin...

— ¡Bien, bien! —contestó con fastidio— Estará a salvo, lo prometo.

—Gracias, quiero que esté conmigo, pero eso no quiere decir qué quiero que sufra —hizo una pausa— Yo lo quiero, ¿sabes?

—¿Por qué?, ¿qué tiene de bueno ese mocoso?

—Mucho —aseguró— No tienes idea lo especial que es.

—Que patético —rodó los ojos una vez más— Es solo un estúpido niño y de especial no tiene nada.

Y aunque sabía que estaba mintiendo, definitivamente Seungmin tenía algo especial y era por eso que, cuando lo vio tan vulnerable y sintió aquellos labios suaves, no había podido quitarse de la mente al chico.

Cuando Minho se fue, Jeongin llamó una vez más a Chan, quién al fin le había contestado.

— ¡CB! —habló emocionado— Al fin contestas.

— ¿Qué paso, Jeongin? —preguntó desanimado, pues creyó que se trataba de Seungmin.

—Te oyes triste, ¿te pasa algo? —preguntó hipócritamente.

—No quiero ser grosero contigo, pero ahora no tengo tiempo para hablar.

— ¿Qué pasa, CB? —volvió a preguntar.

—Mi novio, él... —hizo una pausa, en verdad no podía asimilarlo— Seungmin desapareció.

—¡Dios, que horror! lo siento tanto, en verdad.

—Estoy desesperado, ¿sabes?

— ¿Quieres tomar algo? debes relajarte para poder ayudarle.

—Tienes razón, nos vemos en la cafetería, ¿de acuerdo?