d i e c i n u e v e

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—¿Daddy?

—Hola, pequeño—contestó Chan y miró de reojo a Jeongin —¿Qué pasa?

¿Cómo estas?

—¿Tú estas bien?

¿Podemos vernos? —habló y él sonrió pues sabía que en esos momentos estaría haciendo un puchero —¿O estás ocupado?



Miró por unos segundos a Jeongin quién se encontraba mirando por la ventana, ¿debía dejarlo para ir con Seungmin? ¿eso sería correcto? bueno, correcto o no, no le importaba. Claro que iría, iría hasta corriendo por él, pues ese chico tenía un poder sobre si, que comenzaba a preocuparle, le preocupaba que sus encuentros fueran más allá del trato, pero eso no le importaba en esos momentos, quería ver a su pequeño y lindo chico.

O bueno, no era su chico.



—No, dame unos minutos y estoy ahí.

Gracias, Daddy —contestó y después colgó.



Jeongin dejó de mirar por la ventana y con una sonrisa dirigió su mirada hacía Chan, quién no sabía como rayos decirle al chico que debía irse sin sonar grosero.



—¿Todo bien?

—Si, todo bien — se llevó una mano a la nuca y comenzó a rascársela por los nervios —Eh, Jeongin...

—¿Si?

—¿Podemos vernos después?—preguntó apenado.

—Oh, ¿por qué?

—Tengo que hacer algo importante, lo siento ¿si?—se disculpó.

—Esta bien, no te preocupes—Jeongin fingió una sonrisa, en realidad deseaba estar con él y aunque no lo dijera en voz alta, estaba celoso de ese "pequeño" a quién iría a buscar.

—¿Te llevó a tu casa? —se ofreció, pero él no aceptó.

—No, gracias, tomaré un taxi.

—¿De verdad? —frunció el ceño— No, déjame llevarte a casa.

—Estoy bien, tú ve hacer lo tuyo— sonrió mientras se quitaba el cinturón y abría la puerta del vehículo —Gracias por la cena y por tu tiempo.

—Jeongin, avísame cuando llegues a casa, por favor —pidió y esté asintió.

—Claro, nos vemos —dijo y salió del auto por fin.



Chan soltó un gran suspiro, pues ni siquiera él entendía porqué tenía tantas ganas de ver a Seungmin y sin esperar más, se dirigió a buscarle. Pocos minutos después llegó y ahí estaba aquel chico rubio, aún llevaba su uniforme y su mochila, Chan frunció el ceño y estacionó el auto para que él pudiera entrar.



Oh Daddy ᶜʰᵃⁿˢᵉᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora