Oh Daddy ᶜʰᵃⁿˢᵉᵘⁿᵍ

c i n c u e n t a y u n o

Luego de que Seungmin logró calmarse un poco, Changbin lo había dejado en su casa para que pudiera hablar con su madre. Se despidió del rubio y finalmente se marchó de ahí.

—Hola, mamá—. habló Seungmin con la voz entrecortada — ¿Estás ocupada?

— ¿Estás bien? —respondió su madre con preocupación, pues había notado los ojitos hinchados de su hijo.

Seungmin negó con la cabeza y se abalanzó a los brazos de su madre, quién enseguida lo abrazó —Mamá, él terminó conmigo—, habló Seungmin entre llanto— Me ha dejado solo.

— ¿Qué sucedió, cariño? —cerró la puerta y llevó a Seungmin de la mano hacia el sofá.

—No lo sé, todo estaba tan bien... —se limpió las lágrimas— No lo entiendo, mamá.

— ¿Te terminó en cuanto le dijiste qué sería padre? —preguntó con enojo, no iba a permitir que nadie jugará así con su bebé— ¿Fue por eso?

Seungmin negó con la cabeza.

—Yo no lo dije—. jugó con sus manos— No pude decirle.

—¿Por qué?

—Él me dejó, no me quiere —suspiró y miró al suelo— ¿Crees qué va a querer a mi bebé?

—Amor, pero él tiene que saber —contestó con más calma— También es su responsabilidad, no puede dejártela solo a ti.

—No me importa, mamá —negó con la cabeza— Yo voy a hacerlo solo, no lo necesito.

Y diciendo eso, lloró con más intensidad, porqué sabía que mentía, lo necesitaba y le dolía tener que estar separado de Chan. Quería que todo aquello fuese una pesadilla, quería despertar y que, al abrir los ojos, se encontrara con el lindo rostro del amor de su vida.

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Chan podría parecer un hombre serio y sin sentimientos, pero en realidad no lo era, al menos con Seungmin, no.

Juraba que estaba a punto de cometer una locura, si no fuese por Jisoo que llegó a su departamento en el momento exacto, ahora se encontraba llorando, con el rostro escondido entre sus rodillas y ella acariciando su cabello.

—No puedo vivir sin él —sollozó sin poder controlarse— Es todo lo que quiero, no llevó ni un día sin él y siento que ya quiero morir...

— Channie, ya te lo dije —suspiró— Lucha por él, no tienes porqué dejarlo.

—No pequeña, tengo que hacerlo —repitió— No puedo ser egoísta y ponerlo en peligro de nuevo.