El Profesor Dominante

25. Slove.

Pov Profesor Díaz.

Sabía que a este punto Dan ya se había dado cuenta que le había dejado las respuestas en su pantalón, era una forma de agradecerle lo que había hecho en la tarde conmigo.

No podía pedir más para el primer acercamiento, todo me había parecido increíble y mágico, Dan era mágico, no sabía si era gracias a los polvos o era algo que salía de su interior, pero era algo que me había encantado.

Pensando en aquella mamada que me había llevado hasta el cielo, me dormí profundamente.

***

Me desperté con el deseo de amanecer con Dan a mi lado, hoy era el día de la última dosis y debía de ponerle una palabra para que las órdenes viajarán directamente a su cerebro.

Tomé una ducha, me vestí con uno de mis trajes habituales, almorcé algo rápido y salí directo a mi trabajo.

Llegué listo para hacer los análisis correspondientes, debía de administrar una de las 3 obras que ya estaban por terminarse. Los albañiles eran muy buenos ya que el proyecto tenía apenas un mes.

Hasta el momento no había ningún inconveniente y todo fluía perfecto para entregar a los dueños.

Volví a mi oficina y revise todos los correos que tenía pendientes, encontrando uno de mi amigo Rodrigo.

De: Rodrigo Domínguez.
Para: Mateo Díaz.

Que tal amigo, ¿cómo va todo con tu chico?, Aún sigue en pie la invitación a mi casa...
Espero tu respuesta

Me sentía feliz por tener su apoyo, pero debía de darle tiempo a Dan para que se acostumbre a este nuevo control que va a tener conmigo.

Así que decidí aceptar su propuesta pero comentándole lo que pensaba de mi chico.

De: Mateo Díaz.
Para: Rodrigo Domínguez.

Todo bien amigo y tú qué tal?, Me parece perfecta la idea, aún no termino con el proceso con mi chico y quisiera darle tiempo para adaptarse.

Espero que puedas comprender...

Después de aquel mensaje cheque la hora y ya era momento de ir a la universidad, ordené todos los papeles, me despedí de Laura y salí rápido hasta mi auto.

En el camino no dejaba de pensar en Dan y lo que nos esperaba juntos de aquí en adelante.

Cuando llegue a la universidad hice mi recorrido hasta la sala de maestros y me esperaban los demás maestros por los exámenes.

— Hasta que llegas — la profesora Castillo estaba algo nerviosa — los exámenes ya están listos, solo falta el tuyo.

— Gracias, voy por ellos — dije tratando de calmarla.

— Hasta ahora en la revisión han pasado pocos — comenta el profesor Rivera.

— ¿Quién tiene el mejor promedio? — esperaba que fuera Dan.

— Un joven — dijo la maestra buscando en las listas — el joven Daniel Villado.

Sabía que era el mejor de la clase y en la mía no iba a ser la excepción. Simplemente asentí y salí con los exámenes listos para entregar a los alumnos.

Al llegar hasta el salón, algunos se encontraban repasando los apuntes y Dan no era el único, solo que el tenía las respuestas correctas del examen.

— Buenas tardes — dije serio — quiero que guarden todos y dejen solo una pluma y un lápiz.